Un trágico incidente ha conmocionado a la comunidad migrante este, luego de que un joven hondureño identificado como Jairo Pérez Vázquez, de 20 años, perdiera ambos pies al caer de un vagón de tren en movimiento en la colonia 21 de Marzo de Gómez Palacio, en el estado de Durango.
El hecho se registró a las 8:35 de la mañana cerca de la avenida Francisco I. Madero y calle Amado Nervo, mientras el joven, que soñaba con llegar a Estados Unidos, viajaba a bordo de un tren de carga.
Según testigos, el joven perdió el equilibrio por razones aún no esclarecidas, cayendo justo en el momento en que pasaban las ruedas del tren, las cuales le amputaron ambos pies de forma inmediata.
Vecinos de la zona, alertados por los gritos de dolor y desesperación, contactaron de inmediato al número de emergencias 911.
En cuestión de minutos, socorristas del Departamento de Bomberos y Protección Civil, junto con personal de Cruz Roja Mexicana, llegaron al lugar para brindarle los primeros auxilios.
Fue estabilizado en el sitio y trasladado en condición crítica al Hospital General de Gómez Palacio, donde se le practicó una intervención quirúrgica urgente.
Autoridades mexicanas investigan el caso
Elementos de la Policía Investigadora de Delitos y el Ministerio Público de la Vicefiscalía de la Región Laguna iniciaron las investigaciones para esclarecer cómo ocurrió el accidente y confirmar si el joven viajaba solo o en grupo.
Hasta el momento, las autoridades hondureñas no se han pronunciado oficialmente sobre el caso, ni se ha confirmado si se brindará algún tipo de apoyo consular o humanitario al joven, quien enfrenta ahora un futuro completamente diferente al que imaginaba cuando emprendió su viaje.
Una tragedia que evidencia los riesgos de la migración irregular
Este lamentable caso vuelve a poner en evidencia los riesgos extremos que enfrentan miles de migrantes centroamericanos al intentar llegar a Estados Unidos a través de rutas irregulares y peligrosas, como viajar sobre los trenes de carga, popularmente conocidos como «La Bestia».
Historias como la de Jairo Pérez reflejan no solo el drama humano de la migración forzada por la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades, sino también la urgencia de políticas migratorias más humanas y seguras.
