El corazón de una familia quedó destrozado, y una comunidad entera clama justicia tras confirmarse la muerte de la menor de edad que fue brutalmente atacada a balazos por un hombre que la acosaba insistentemente, en la aldea Las Ánimas, Cedros, Francisco Morazán.
Después de varios días batallando entre la vida y la muerte en un centro asistencial de Tegucigalpa, la joven finalmente falleció producto de las graves heridas provocadas por Dely Barahona, un hombre de 48 años que, cegado por un «amor» enfermizo, le disparó tras ella negarse a ser su novia e irse a vivir con él.
Una vida inocente apagada por la violencia machista
El ataque ocurrió cuando la menor, cuya identidad se resguarda por razones de seguridad, se negó a establecer una relación sentimental con su agresor.
En represalia, Barahona sacó un arma y le disparó en múltiples ocasiones, y tras cometer el crimen, huyó del lugar, pero fue capturado por la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) en posesión del arma que habría usado en el ataque momentos después.

Aunque la menor fue trasladada de inmediato a un hospital capitalino, donde permaneció varios días en estado crítico. El sábado, se confirmó su deceso, generando un profundo pesar y condena entre vecinos, familiares y ciudadanos que seguían de cerca el caso.
“Le arrebataron la vida a un ángel con tantos sueños por cumplir”, escribió Sami Ramírez en redes sociales, mientras otros miembros de la comunidad piden que se haga justicia y que este crimen no quede impune.
Una tragedia que se suma a cifras alarmantes
Con esta muerte, Honduras suma más de un centenar femicidios en lo que va del año 2025 (enero a junio).
Según cifras preliminares del Observatorio de la Violencia de la UNAH, de ese total, al menos 29 víctimas eran menores de edad. La mayoría de los casos permanecen en la impunidad, y las víctimas, muchas veces, habían sido acosadas o amenazadas previamente sin recibir protección efectiva del Estado.
Un país de luto, una familia destrozada
José Matamoros, allegado de la familia, expresó: “Que Dios le dé fortaleza y resignación cristiana a sus seres queridos, pero que también se castigue con todo el peso de la ley a este individuo. Justicia plena para sentar un precedente.”
La menor, que tenía toda una vida por delante, sueños por cumplir y esperanzas de futuro, ahora se convierte en una más de las víctimas de un sistema que falló en protegerla.