El nombre de Juan Ramón Matta ha sido sinónimo de una historia de narcotráfico conocida por la población hondureña desde la década de 1980, una marcada por la violencia, los excesos y el compadrismo de un señor que alguna vez facilitó el ilícito en la región latinoamericana.
De forma contundente, voraz, total y siendo el eslabón de dos de las estructuras criminales que alguna vez marcaron la historia del tráfico de estupefacientes, Matta marcó el punto de inflexión en el tráfico de cocaína en el mundo, siendo una figura clave en una de las redes criminales más grandes en la historia y enlace vital entre el Cartel de Medellín de Pablo Escobar y el Cartel de Guadalajara de Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero.
Tras la inesperada noticia sobre su inmediata liberación luego de más de 37 años condenado a una cárcel, en los Estados Unidos al ser capturado de forma «ilegal» el 5 de abril de 1988 en Tegucigalpa, operación ejecutada por elementos de seguridad nacional pero liderada por la nación norteamericana, las revelaciones han sido muchas por parte de su hija, María Isabel Matta, la menor del clan de Juan Ramón que, con un alma reconfortada, brindó especificidades sobre el verdadero nombre de su padre, su árbol genealógico y el estado de salud de quien fuera la figura más importante del narcotráfico en Centroamérica por décadas.
Para desmenuzar la vida marital, hijos y el resto de detalles es importante iniciar desde su origen, Juan Ramón Matta, conocido ahora por su verdadero apellido Del Pozo, revelado en exclusiva para HCH Matutino por María Isabel, ha recibido la noticia de que su liberación se dará pronto, dejando atrás más de media vida tras las rejas y donde su corazón se reconforta al poder tener un poco de esperanza de ver a los suyos gozando de la plena libertad.
Juan Ramón contrajo nupcias con Nancy Marlen Vázquez Martínez, ciudadana de origen colombiano con la que procreó varios de sus hijos, incluida María Isabel, siendo Vásquez Martínez la primera en levantar la voz al momento de la captura del condenado narcotraficante en 1988, la cual calificó como una «payasada prefabricada».
«Mi madre tiene ahora 73 años y mi padre 80 años», detalló María Isabel, quien además confirmó que las raíces de la familia Matta-Vásquez se han extendido a la nación sudamericana, donde dijo tener a varios familiares de su núcleo cercano, entre ellos hermanos, sobrinos y a su progenitora.
Cabe mencionar que, Matta, según lo relatado por su hija, mantuvo dos procesos judiciales en su contra, uno por narcotráfico y otro por conspiración, siendo exonerado en el 2018 de las investigaciones que mantenían en su contra por la muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena.
“Él tenía un proceso por narcotráfico y uno por conspiración, no de asesinato en el caso Camarena, al verificarse que el testigo del Estado había incurrido en falso testimonio, se le dio oportunidad (a Matta) para un nuevo juicio y luego el gobierno de EE. UU., le quitó los cargos sobre eso, pero le quedaban los procesos que fue lo resuelto por el juez”, detalló.
La liberación de Juan Ramón Matta fue ordenada por un juez federal de Estados Unidos el 27 de mayo, tras más de 37 años de reclusión, debido a razones humanitarias y constitucionales.
El juez John A. Kronstadt, del Tribunal de Distrito del Distrito Central de California, concedió una moción de reducción de sentencia por compasión, dictaminando que Matta debía ser condenado nuevamente al tiempo ya cumplido y liberado de inmediato. Esta decisión se basó en dos argumentos principales:
Estado de salud crítico: Matta, de 80 años, presenta múltiples condiciones médicas graves, incluyendo insuficiencia cardíaca congestiva, demencia tipo Alzheimer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), ceguera en un ojo, úlcera sacra avanzada con infección ósea y postración permanente. Los informes médicos indicaron que su estado era terminal y que no sobreviviría a procedimientos quirúrgicos mayores.
Argumentos constitucionales: La defensa argumentó que las leyes vigentes discriminaban a los reclusos condenados antes del 1 de noviembre de 1987, al impedirles solicitar una reducción de pena por compasión directamente al tribunal, a diferencia de los condenados posteriormente. El juez consideró que esta distinción violaba el derecho a la igualdad de protección contemplado en la Quinta Enmienda de la Constitución de EE. UU.
De Matta Ballesteros a Matta Del Pozo
Por años, su nombre fue sinónimo de poder y una historia con matices grises por su manejo en el mundo delictivo, donde los recuerdos de muchas personas siguen siendo el de un hombre amable y considerado, quien siempre brindó la mano a quien más lo necesitó.
«Realmente damos las gracias a todas esas personas, en nombre de mi familia, a quienes han mantenido ese cariño hacia mi padre; que no se han dejado llenar el corazón de odio ante tanto señalamiento y estigma, mi papá es un gran ser humano con un corazón inmenso», argumentó María Isabel.
«Siempre que él pudo dio la mano a su amado pueblo hondureño, al momento de su llegada, pediremos respeto para ver su estado y manejar toda la situación y ya después, con un panorama claro, brindaremos más información», subrayó.
María Isabel soltó un dato importante de forma inesperada que, con los años de condena y proceso judicial, nunca fue confirmado con veracidad y que confirmó en HCH Matutino: el verdadero nombre de su progenitor, mismo que por años se pensó era Ballesteros y que, aclaró no es el dado por sus abuelos al líder del clan Matta.
«Juan Ramón Matta Del Pozo es su nombre de pila, mi padre nació en el barrio La Hoya de Tegucigalpa, el Ballesteros es porque mi papá tiene un hermano de apellido Ballesteros, mi tío es Ballesteros Matta, mi papá lleva el apellido de mi abuela paterna que es Matta Del Pozo», reveló.
«El López que le dicen a mi papá es el apellido del papá biologico de él pero como no fue reconocido, él solo lleva el apellido de mi abuela, Matta Del Pozo, apellidos de mi abuela María Teresa Matta Del Pozo», aseveró.
43 años en libertad, 37 en prisión y un puñado de enfermedades que le atormentan
Matta, quien fue capturado a los 43 años y quien ha permanecido encarcelado por otros 37, ofreció en su momento al presidente Roberto Suazo Cordova pagar en su totalidad la deuda externa que mantenía Honduras, esto con dinero de su propio bolsillo, que, aunque no se trató de una oferta formal a través de canales institucionales, circuló como una anécdota significativa del alcance de su influencia en la política y economía hondureñas de la época.
Ahora, que ha pasado un poco menos de la mitad de su vida tras las rejas, su situación de salud se ha agraviado con el pasar del tiempo, minutos que probablemente ha contado uno a uno, y donde su estado físico y mental se encuentran en una situación crítica previo a ver el mundo con los ojos de un hombre libre.
María Isabel detalló que «mi padre está en una cárcel hospital en Springfield, Misuri, durante el tiempo de la pandemia del Covid lo padeció, se puso muy mal y después de eso quedó usando oxigeno de forma permanente».
«A él lo habían operado de una de sus rodillas, y al no tener su rehabilitación correcta, ocasionó que dejara de tener su movilidad permanente, esto en el estado de Pensilvania, luego fue trasladado a Springfield, ahí estuvo un tiempo con sus beneficios normales, siendo aislado después completamente, no teniendo quien le ayudara a movilizarse, quedando básicamente en cama, ocasionando que se le formarán llagas de estar acostado, profundizándosele al grado que le llegó al hueso, ocasionándole una osteomielitis», explicó.
Matta, quien según datos brindados por su hija ahora cuenta con presión alta, problemas de tiroides, llegando a bajar hasta 100 libras en cuestión de 2-3 meses, ahora incluso no puede permanecer sentado, siendo alimentado mediante procesos médicos invasivos, quedando con su intestino perforado y causándole más problemas de salud que dedos para contarlos.
«Al momento que hay complicaciones fuertes, a él lo trasladaban a un hospital público, estuvo super delicado por una peritonitis, él está postrado en una cama y hasta el momento no sabemos como será su vida afuera», aclaró.
El considerado «el cerebro logístico del narcotráfico latinoamericano», por la Administración de Control de Drogas (DEA), ha llegado a un punto en el que sus enfermedades le han alejado de sus seres amados, donde solo es visitado por su hija Claudia Matta, ciudadana norteamericana que, desde enero, no ha podido verle, ya que producto de sus malestares y su intenso dolor no puede ni salir a recibir visitas sentado, estando solo y «desamparado» desde enero del 2025, esperando un día regresar a la patria que no mira desde que fue sacado por la fuerza en medio de la noche a inmediaciones de la col. América de la capital hondureña.
«Yo viaje hasta el 2012, de ahí realmente ya no tuve visa, Claudia si es ciudadana americana entonces ha podido visitarle pero a partir de enero de este año, que fue la última vez que se le fue a visitar, él ya no salió, porque cuando lo sacaban debía estar sentado y eso le produce demasiado dolor y no quiso seguir saliendo a visitas», explicó.
«Además, él padece de túnel carpiano, sus manos se le engarrotan y no puede ni alimentarse solo, sostener un teléfono es incomodo para él. En su cumpleaños 80 decidió no salir más, logramos que los guardias le dijeran que nos llamara, entonces me llamó y aprovechamos para decirle que saliera, y nos dijo que no podía salir porque no se sentía bien», dio a conocer.
Pasará un tiempo para que las calles de Tegucigalpa vuelvan a «ver» a Juan Ramón Matta Del Pozo, quien en algún momento fue uno de sus hijos más reconocidos que, ahora, volverá a conocer el que fue «su reino», uno que, pese a que el «eslabón más grande del narcotráfico latinoamericano» estuvo encerrado por más de 37 años, se mantiene como una de las ciudades más golpeadas por el trasiego de estupefacientes a nivel mundial, esto según el informe más reciente de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), titulado 2025 National Drug Threat Assessment (NDTA).