Tras una llamada de despedida a su familia, Daniela Julissa Rosales de 28 años, tomó la drástica decisión de dejar este mundo la tarde del lunes 12 de mayo al ingerir una pastilla para curar frijoles en un centro comercial Juticalpa, Olancho.
De acuerdo con la información, la joven fue hallada aún con vida en el baño del establecimiento. Y aunque intentaron salvarle la vida, los esfuerzos fueron en vano ya que falleció horas después en el Hospital San Francisco.
Ahora, las autoridades investigan las circunstancias en que ocurrió la tragedia. De momento, se maneja como un caso de suicidio.
«Ella estaba consciente», revela una amiga
Ashley Martínez, testigo clave del suceso, relató a través de redes sociales los últimos minutos de vida de Daniela.
“Ella no estaba inconsciente. Yo estaba con ella en el baño y se estaba despidiendo de su familia. Luego entró un grupo de hombres y se la llevaron. Aún hablaba y estaba llorando”, escribió en Facebook la fémina.
El impacto del hecho ha sido profundo entre familiares y amigos. Liliana Raudales, familiar cercana, compartió un emotivo mensaje de arrepentimiento: “Perdóname mi Dani, me pediste ayuda muy tarde. No sabía cuánto dolor llevabas en tu corazón”.
La necesidad de fortalecer la salud mental
El caso de Daniela Julissa pone nuevamente en evidencia la urgencia de abordar la salud mental en Honduras, un país donde el suicidio sigue cobrando vidas a un ritmo alarmante.
Según cifras del Sistema Estadístico Policial en Línea (Sepol), al menos 147 personas se han quitado la vida en lo que va de 2025.
La mayoría de estos casos se concentran en los departamentos de Francisco Morazán, Cortés, Comayagua y Choluteca.
Por su parte, la historia de Daniela no solo deja una familia en duelo, sino también un llamado urgente a escuchar a esas personas que piden ayuda desde la oscuridad.
