Las autoridades del régimen teocrático ya han matado a dos individuos en relación con las manifestaciones, uno de los cuales fue ahorcado públicamente.
Al menos 43 personas, incluido el futbolista Amir Nasr-Azadani, se enfrentan a una ejecución inminente en Irán, tras ser condenadas a muerte por las protestas que se han producido en el país en las últimas semanas.
Las autoridades iraníes ya han ejecutado a al menos dos personas en relación con las protestas, una de las cuales fue ahorcada públicamente.
Testimonios de testigos y documentos oficiales muestran evidencias de que se están realizando procesos judiciales de forma apresurada contra detenidos por participar en las protestas e imputados de cargos que podrían conllevar la pena de muerte, condenas a menudo dictadas en una sola sesión.
La plaza Shahid Alikhani, en la histórica ciudad iraní de Isfahan, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los seguidores del destacado futbolista Nasr-Azadani, ya que temen que el joven pueda ser ejecutado allí, donde se ha instalado una plataforma de ejecución.
Nasr-Azadani, que ha defendido públicamente los derechos y libertades de las mujeres en Irán, está acusado de participar en el asesinato de tres oficiales de seguridad, incluidos dos miembros voluntarios de la milicia Basij, durante las protestas en Isfahan del pasado 16 de noviembre.
Según los medios estatales, el presidente del Tribunal Supremo de la ciudad, Asadullah Jafari, dijo que Nasr-Azadani había sido acusado de protagonizar disturbios contra las autoridades y, según el código penal de Irán, la sentencia puede conllevar la pena de muerte.