Una tristeza: las zonas deforestadas en la Amazonía brasileña sumaron en total 2.254 km2 en este mes de julio, un 278% más que en el mismo mes de 2018, que fueron 596,6 km2, según publicó el medio Infobae.
No es por nada que a este lugar lo llaman “el pulmón del mundo”: se trata de uno de los lugares más ricos en biodiversidad del planeta y el hogar de alrededor de una gran cantidad de especies de plantas y animales. Hoy corre peligro debido al aumento de la tala de árboles y a las escasas medidas que aseguran su protección.
El director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), Ricardo Galvão, ha indicado que el aumento de la deforestación es «innegable».
Los datos se basan en imágenes satelitales de observación de la Tierra que son registrados por el Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (DETER), el cual ya había señalado en junio un incremento de 88% respecto al mismo mes del año pasado.
Sin embargo, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, no están de acuerdo con esta interpretación de las cifras producidas por este sistema, ya que consideran que las mediciones no tendrían que usarse para ver el aumento de la deforestación mes a mes.
El coordinador de Políticas Públicas de Greenpeace Brasil ha criticado fuertemente al gobierno brasileño, ya que no se han implementado medidas para luchar contra la deforestación en la Amazonia y, en cambio, se han tomado decisiones que ponen en peligro la selva tropical.
La Amazonia constituye el bosque tropical más grande del planeta y el principal generador de oxígeno hacia la atmósfera.
Brasil alberga el 60 por ciento de la Amazonia, que es la mayor selva tropical del mundo y, como tal, clave en la lucha contra el cambio climático.