En la aldea Guanacaste de Valle de Ángeles, en una casa llena de recuerdos, hoy el dolor es el visitante permanente. La familia de Francisco Javier Ponce Salgado, uno de los tres hondureños fallecidos en un trágico accidente en Oklahoma, Estados Unidos, ha improvisado un altar para orar por el descanso de su alma mientras claman por su pronta repatriación.
Don Óscar David Ponce, padre de Francisco Javier, no puede contener las lágrimas al recordar a su hijo. «Nunca me imaginé que eso le iba a pasar», expresó entre sollozos.
Francisco, quien tenía dos años y medio de haber migrado a Estados Unidos, soñaba con sacar adelante a su familia y ser el sostén de sus cuatro hijos.
El 25 de abril, don Óscar habló por última vez con su hijo quien lo felicitó por su cumpleaños, sin imaginar que sería la última vez que escucharía su voz. “Su propósito siempre fue que sus hijos y su familia salieran adelante; era nuestro apoyo”, recuerda el acongojado padre.
Una madre rota
La tragedia ocurrió mientras Francisco Javier se dirigía hacia su lugar de trabajo en una granja, acompañado de sus compañeros José Antonio Trejo González y Carlos Eduardo Salgado Sánchez.
La noticia de su muerte ha dejado a su familia destrozada, especialmente a su esposa Kenia Banegas, quien ahora enfrenta el doloroso reto de criar sola a sus hijos. «Él era un padre ejemplar, siempre estuvo para ellos», relata, mientras ve el rostro triste de sus pequeños hijos que tendrán que crecer sin ver de nuevo y tampoco hablar con su papá.
Un hogar lleno de recuerdo
El migrante hoy, es recordado por su dedicación, esfuerzo y amor por su familia. Tanto, que su hogar en Guanacaste, Valle de Ángeles, se convirtió en santuario de recuerdos, reflejando el vacío que deja su partida.
Es merecido resaltar que la Cancillería de Honduras inició los procesos para repatriar a los tres compatriotas, así lo confirmó el vicecanciller Antonio García, quien aseguró que ya se instruyó al oficial de turno para que se comunique con los familiares e inicie los trámites correspondientes.
Mientras tanto, en cada rincón de su hogar, los recuerdos de un hijo, esposo y padre amoroso siguen vivos, resistiendo al dolor inconmensurable de su ausencia.
