Mientras su empresa iba en crecimiento, grupos extorsionadores los obligaron a cerrar su negocio, esta es la historia de una pareja que fue víctima del cobro del impuesto de guerra, amenaza que los llevó a huir del país.
Los catrachos vendían frutas y verduras procesadas, inclusive comenzaban a exportar a Estados Unidos, pero su sueño fue apagado por grupos delictivos que operan en Honduras como quieren y pueden. Nueve empleos directos se echaron a perder, algo que sigue siendo negativo.