Honduras tan solo es un país de paso para miles de migrantes sudamericanos y de otras nacionalidades que cruzan el territorio Catracho pasando por todo tipo de malos tratos, desde malas miradas hasta cobros abusivos.
Son miles de almas que pernoctan en las calles danlidenses mientras esperan para hacer largas filas para recibir un salvoconducto. Ahí hay madres, hijos, abuelos y hombres que buscan alcanzar el sueño americano que les cuesta todo tipo de pesadillas. El viaje es largo y Honduras tan solo está a la mitad del camino.
La crisis en los países sudamericanos como Venezuela, Ecuador y Perú obligó a los migrantes a tomar sus cosas y dejar su tierra y a sus seres queridos.
A diario se emiten hasta 2 mil salvoconductos en la frontera.