El Tour de Francia adoptó una medida que parece de otra época para controlar el estado de salud de los ciclistas. La gran cita de la temporada de ciclismo arrancó el pasado sábado en Bilbao y desde la organización han demostrado en un comunicado que siguen obcecados en un protocolo sanitario que bien podría ser de 2020. Y es que cualquier persona o trabajador que rodee a la gran caravana estará obligado a portar mascarilla durante todas las etapas.
Cabe recordar que el de este año es el cuarto Tour que se celebra desde la pandemia. Pero, ni con una situación totalmente controlada, los organizadores se atreven a desterrar un objeto que durante tanto tiempo nos acompañó. Cualquier persona acreditada debe llevar puesta la mascarilla en zonas como la de control de firmas, la línea de salida en el punto de partida, la de meta o el podio en la llegada.
En este grupo de trabajadores, se incluye personal como jurado técnico, autoridades locales, patrocinadores, organizadores, o la propia producción de televisión. Los periodistas no quedan exentos de esta drástica medida y deben llevar la mascarilla en toda aquella zona que próxima a los corredores.
Además, el público que presenciará las 21 etapas que alberga el Tour ya recibió la recomendación de rescatar la mascarilla del cajón.
Por tanto, todos los ciclistas arrancaron bajo alerta la prueba más prestigiosa de la temporada. Más aún viendo el precedente de Remco Evenepoel. El belga se vio obligado a abandonar el Giro de Italia tras dar positivo en Covid-19 cuando vestía la maglia rosa de líder.
Una vez conocida la medida, algunos de los equipos que compiten en el Tour confirmaron que serán «muy rigurosos» a la hora de respetarla, puesto que así lo ordena la organización. Estos limitarán las apariciones en público y, en consecuencia, el contacto con los aficionados y los medios de comunicación.