Shaun Ellis es un hombre macido en Inglaterra, se “enamoró” de los lobos desde su niñez, por lo que en su adultez decidió que convertirse en el auténtico “hombre-lobo” e irse a vivir con una manada de estos mamíferos. Su caso llamó la atención de muchas personas, por lo que National Geographic le hizo un documental.
La primera vez que vio un lobo fue en un zoológico, Ellis narra este episodio como uno de “amor a primera vista”, su gusto por los cánidos aumentó con el tiempo, estudió todo sobre ellos. Conforme fue creciendo siguió con su vida normal, se enlistó en las Fuerzas Especiales de Gran Bretaña y después conoció a una mujer con la que se casó y tuvo cinco hijos, pero nunca dejó su afición, cada que podía iba a grabar a los mamíferos.
Debido a que dedicaba más tiempo a los lobos que a su familia, su mujer lo abandonó y se llevó a sus hijos con ella. Al verse solo decidió que cambiaría su vida, así, tomó la decisión de viajar a Estados Unidos e integrarse a un grupo de nativos americanos para poder estar cerca de los animales que tanto le apasionan.
Ser aceptado por los lobos no fue tarea fácil, le tomó alrededor de ocho meses lograrlo, según dijo a la BBC que el primer gesto de aceptación fue un mordisco en la rodilla, lo que entre estos animales es un gesto de bienvenida. El hombre explicó que “si reaccionas mal ante ello, simplemente te dejan solo”.
Agregó que mostrar el cuello es una forma de acercarse a los lobos, pues así les demuestras que no “eres peligroso”. En sus palabras, «Los lobos tienen el poder de matar pero, a diferencia de los humanos, sólo lo usan cuando lo necesitan». Durante la convivencia sufrió mordeduras y golpes, en ocasiones estuvo a punto de morir por diversos «malentendidos» con sus amigos.
Así, durante siete años, fue parte de la manada, durmió con el mismo mameluco para conservar el olor, comió lo mismo que los lobos comían, pero al principio ocupaba los últimos lugares en la jerarquía, por lo que al comer animales salvajes, le dejaban las peores partes.
Después de tan enriquecedora experiencia volvió a Reino Unido, allí encontró una manada de lobos abandonados y se fue a vivir con ellos al parque Combe Marti y se volvió “su madre”. Los nombres de los cachorros eran Tamaska, Yana y Mats. Estuvo un año y medio con ellos, les enseñó a aullar, a comer primero dándoles la comida de su boca, a cazar y su posición jerárquica dentro del grupo.
Según Clarín, la pequeña manada convirtió a Ellis en su macho alfa, pero eso no podía durar por siempre, por lo que cuando consideró que estaban listos, los dejó en libertad para que buscaran a los suyos. Aunque se alejó de ellos, nunca los perdió de vista.
El hombre tuvo varios fracasos amorosos debido a su amor por los lobos, primero fue su exesposa la que lo dejó llevándose a sus hijos. Después conoció a otra mujer a la que incluso le enseñó a aullar y formó parte de su manada, pero también se cansó de esa vida.
Al volver a Reino Unido, le costó trabajo retomar su vida, pero logró encontrar empleo en un refugio para lobos en Devon, en el sur de Inglaterra. Estando allí, también conoció a otra mujer, se casó con ella en una ceremonia de nativos americanos y ahora ambos disfrutan una vida mitad humana y mitad lobezna.
