A la propietaria de esta casa en China le hicieron varias ofertas por su casa. Querían construir una autopista y la vivienda estaba en mitad de su camino. No aceptó, se resistió a la venta y al final las autoridades decidieron cambiar el trazado de la vía dividiéndola en dos y rodeando el edificio de manera que el edificio ha quedado en mitad de la autopista, como puede verse en el vídeo bajo estas líneas publicado por South China Morning Post.
Cuentan en el citado medio que lo que se le ofreció a la propietaria fue dinero en metálico y una casa a la que mudarse tras abandonar la suya. Sin embargo, la ubicación de esa vivienda alternativa, cerca de una morgue, disgustó a la mujer, que se negó a aceptar. Al final, su empeño en no ceder modificó los planes iniciales de construcción de la carretera, pero los responsables de la misma no se han dado por vencidos del todo y aún tienen pensado seguir negociando para convencerla. Llevan haciéndolo desde hace una década.
El tema, explican en South China Morning Post, ha generado cierto debate en las redes sociales chinas, donde hay quien se posiciona a favor de la dueña de la casa y quienes consideran que su negativa a aceptar las ofertas puede jugar en su contra ya que se puede devaluar el valor de la propiedad situada en la provincia de Guangdong, en la costa sureste de China.
Es lo que lo que le ocurrió a un vecino de Shenzhen, en el sureste de China. No aceptó a tiempo la oferta por su vivienda de tres pisos y ahora no vale casi nada rodeada de edificios de 20 plantas. Lo cuenta The Guardian en un reportaje extenso publicado esta misma semana en el que analiza el fenómeno de las ‘nail houses’ (traducido literalmente significa ‘casas clavo’). Se llama así a las viviendas cuyos propietarios se niegan a vender en favor del levantamiento de edificios más modernos o infraestructuras y que acaban enclavadas en medio de esas nuevas construcciones convirtiéndose, como le ha ocurrido a la casa en mitad de la autopista, en una suerte de atracción para locales y turistas por lo singular de su ubicación.
Para acabar con ello, en Shenzhen están trabajando para aprobar una nueva legislación que regule el mercado en este sentido y que establezca que baste con la aprobación del 95% de los propietarios para seguir adelante con el proyecto urbanístico de turno. La lucha por el terreno y contra las ‘nail house’ es una historia que se prolonga en el tiempo desde hace dos décadas y que se expande por todo el territorio chino según señala The Guardian.
En Shenzhen, donde viven 18 millones de personas y se requiere de terrenos para construir más y más edificios que alberguen a su creciente población, es algo recurrente. De ahí la propuesta de esta nueva política, que también establece mínimos de pago y que se debe compensar a los dueños con una propiedad de igual tamaño y valor en otra zona de la ciudad. A día de hoy la legislación establece que la venta debe ser aprobada por el 100% de los propietarios.
Un activista que ha preferido mantener su anonimato por seguridad ha señalado al diario británico que, desde su punto de vista, “que un proyecto pueda continuar si el 95% de los propietarios están de acuerdo en que es una forma de abuso de poder”. Añade que este fenómeno de las ‘nail house’ “suele ser el resultado de la “falta de transparencia” que deriva en que “los propietarios teman que sus intereses se vean dañados”.
Cambiar la ley es algo que se ha intentado antes sin lograrlo, pero esta vez Qiao Shitong, profesor asistente de derecho en la Universidad de Hong Kong y experto en el fenómeno, cree que “podría tener éxito” ya que, señala, “la gente parece pensar que es más razonable hacerlo de esta manera ahora”.
Entre las críticas que despierta el nuevo proyecto de ley destaca el hecho de que puede ocasionar presiones vecinales hacia quien no quiere vender y el hecho de que no está muy claro el criterio que vayan a seguir los tribunales de arbitraje en caso de ser necesario recurrir a ellos ni cuál será su nivel de transparencia. 0:02 0:56 Intentan saltarse un peaje por un carril cerrado por obras y se quedan atrapados en el cemento que acababan de poner los operarios