El presentador del programa #Trastornadores, Noé Banegas informó a través de sus redes sociales sobre su reciente estado de salud. Y es que Banegas fue diagnosticado hace unos días positivo por COVID-19; pero en medio del caos mundial por la emergencia sanitaria, el poder de Dios se hace presente en la vida de los justos, tal y como lo dice su palabra.
Con un video en donde estaba interno en el hospital y adora escuchando la canción «Mi Libertador» de Miel San Marcos y Christine D’Clario, Banegas relata en su publicación que ese fue el momento más difícil desde que recibió el diagnóstico de los médicos, pero que luego de adorar por horas aún sin tener las fuerzas físicas adecuadas, los especialistas regresaron a él para informarle que se podía seguir recuperando desde casa y mejor aún ¡su neumonía a raíz del coronavirus desapareció!
A continuación su relato íntegro ¡Gloria al Señor!
«Esta noche en el Hospital María no fue buena. Estuvimos 3 o 4 horas en una carpa esperando que me atendieran porque no había cupo. El sistema estaba colapsado. Durante todo ese tiempo yo no pregunté nada a Dios y en silencio solo lo miraba a los ojos y le decía que se hiciera su voluntad y que yo estaba seguro que Él me iba a sacar de esta. Dios estuvo en silencio todo el tiempo y yo sabía que él estaba ahí conmigo teniendo todo bajo control. Esperando en ese frío parqueo bajo la lluvia yo solo lo adoraba y le daba gracias porque eso he aprendido. Fue el día mas difícil al darme cuenta que había sido diagnosticado con #Covid19 y que la neumonía estaba tan avanzada y el daño era tan severo en mis pulmones que no podía tratarme desde casa; era necesario internarme en un hospital urgentemente. Al fin me ingresaron y me toco estar ahí solo, en una fría sala de hospital, no había nadie, ni doctores para atender, ni compañeros de cuarto; estuve ahí tosiendo con dolor y respirando con dificultad, durante la madrugada mi cuerpo hervía en fiebre y tenia muchos escalofríos, los doctores y enfermeras no podían escuchar mis lamentos por mi dolor de cuerpo y cabeza, entonces comencé a adorar. Los síntomas no se iban. Sin embargo, durante toda la madrugada y hasta las 4am adoré a Dios con el poco pulmón que me quedaba. A Dios tampoco le pedí ni le pregunte nada mas, solo quería que me escuchara y le oraba: -hágase tu voluntad-. En esa sala comencé a adorar y adorar con más fuerza hasta que llegó la noticia de los médicos que habían visto mis exámenes y que habían decidido enviarme a casa, me dieron mis pastillas, me quitaron el catéter y me enviaron a casa. Casi no podía caminar hacia mi carro pero llegue y me vine para la casa. Hoy estoy de pie, la neumonía ha desaparecido. ¡El me levantó!».
