Nos gustaría resaltar tres expresiones de este maravilloso versículo: por gracia, salvos, por medio de la fe.
La primera, “por gracia”, muestra que los hombres no pueden tener una relación viva con Dios mediante sus propios esfuerzos. El final de la frase lo confirma: no podemos ser salvos en base a nuestras buenas obras, “para que nadie se gloríe”. “Por gracia”, esto significa que ser salvo de nuestro alejamiento de Dios es un favor. Dios quiere que entremos gratuitamente en relación con él. La Biblia nunca dice que una vida bien ordenada nos confiera el derecho a entrar en la presencia de Dios.
El hombre, privado de ese vínculo vital con Dios, está espiritualmente muerto en sus pecados (Efesios 2:1), perdido, sin recursos. Por eso necesita un Salvador, y Dios nos lo dio. Envió a su Hijo Jesucristo para liberarnos de nuestros pecados. Todos los que aceptan esta liberación como una gracia de Dios, son salvos desde ese momento.
Estos pensamientos podrían llevarnos a concluir, de manera falsa pero muy extendida, que al final todos los hombres serán salvos. Pero esto queda totalmente contradicho mediante la tercera expresión: “por medio de la fe”.Solo los que aceptan personalmente esta invitación de gracia son salvos. Así prueban que se someten a Dios y creen en lo que él declara.
“No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:22-24).