El polvo, los ácaros, la humedad… Muchos aspectos relacionados con la mala higiene de los espacios, pueden causar problemas a los niños, así que mantén pulcro su dormitorio.
El dormitorio de los niños es una de las áreas de la casa que más atención y cuidados merece. Y no hablamos sólo de la ambientación. Nos referimos también a la higiene y al aseo. Un ambiente sucio y descuidado puede ser perjudicial para ellos, especialmente si se trata de bebés. Lo ideal es que permanezca reluciente, para brindarles la seguridad y confort que se merecen.
La ventilación diaria es un básico en la limpieza de esta estancia. Con sólo abrir las ventanas minimizarás la humedad y prevendrás la aparición de los ácaros, el moho y las bacterias. Asimismo, es preciso mantener su ropa ordenada, separando la sucia de la limpia con ayuda de una canasta, y retirar cualquier rastro de polvo. Todo es parte de una rutina que puedes seguir con estos consejos.
Luego de abrir las ventanas, es momento de sacudir los edredones, pero haz la cama al terminar de arreglar la habitación. Con esto evitarás que caiga alguna basura tras el movimiento de los enseres.
Verifica la aparición de manchas en los felpudos, cortinas, alfombras y demás textiles. Deberás sacarlas pronto, antes de que se fijen en la tela.
Organiza cada elemento. Seguramente encuentres pinceles, colores, pinturas, pega y similares en cada rincón. Ve guardando cada implemento y pídele a tu pequeño que te ayude. Poco a poco se acostumbrará a colaborar contigo en esta tarea.
Recoge los juguetes. Devuélvelos a sus baúles, cestas o cajones. Es el instante propicio para retirar la suciedad con ayuda de una esponja humedecida. Si son peluches, apela a la lavadora.
Un aspecto importante es almacenar adornos y libros en muebles equipados con puertas. Se verá todo más ordenado.
Vacía el cesto de la basura. Clasifica los desperdicios conforme al tipo y coloca una nueva bolsa. Acostumbra a tu chico a disponer allí todos sus desperdicios.
Usa un trapo humedecido para frotar las mesas de noche y los muebles de mayor altura, pues es donde más se acumula el polvo. Haz lo mismo en la pantalla de las lámparas.
¡No dejes de aspirar! Recurre a la aspiradora para limpiar las áreas de más tránsito, en especial los laterales del lecho. La boquilla más menuda es idónea para las esquinas. Separa la cama del muro y aspira por allí. También pásala por los felpudos.
Recuerda cambiar la ropa de cama semanalmente. Si tus hijos usan cuna, hazlo tres veces por semana. Lava los textiles con agua caliente y detergente. Cada ocho días higieniza su colchón.
Un espacio higiénico, es un espacio saludable
La contaminación ambiental se abre paso a los hogares. Polvo, bacterias y demás van a parar a tu puerta. Los infantes menores de cinco años son más propensos a enfermarse por ello. Su sistema inmune es más frágil y pueden contraer alergias o malestares en las mucosas. Cuando desinfectas adecuadamente tu hogar, tus hijos se enferman 40% menos.
Ahora bien, ten cuidado con los productos que empleas para la limpieza. Si tienes bebés, debes prescindir de los químicos con olores fuertes y compuestos fuertes. Lo mismo si tus chicos padecen afecciones respiratorias o similares.
Una investigación belga demostró que muchos peques de entre seis y doce años enfrentan cuadros infecciosos, bronquitis, otitis o sinusitis con el exceso de cloro. Su aplicación regular se ha vinculado con el riesgo de contraer gripe. No te descuides. Aplica estos tips y tendrás un cuarto lindo y pulcro. Conjuga con una buena ambientación y listo. El clima será perfecto.