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De camino a semifinales, Nadal aturde a Thiem

El número uno exhibe una superioridad aplastante contra el austriaco, derrotado en 68 minutos por 6-0 y 6-2. Dimitrov (6-4 y 7-6 a Goffin), rival en la penúltima ronda, solo le ha ganado una vez en 11 duelos

Nadal, durante el partido contra Thiem en Montecarlo.
Nadal, durante el partido contra Thiem en Montecarlo. REUTERS

Si había alguna duda, por menor que fuera, esa duda fue reventada en mil pedazos por Rafael Nadal. En solo tres días, los que le han conducido hacia las semifinales de Montecarlo, el número uno ha dejado muy claro en qué punto está, hacia dónde va y cuáles son sus intenciones en esta gira de tierra, en la que o cambian radicalmente las cosas o el balear apunta a completar otro trazado histórico como el del curso pasado. Si ante Bedene y Khachanov ya había marcado bíceps, contra Dominic Thiem ofreció una actuación tan rotunda que cuesta mucho imaginar a un rival que ahora mismo pueda siquiera darle guerra. ¿Será Grigor Dimitrov, que en los 11 duelos previos tan solo pudo derrotarle una vez, por supuesto lejos de la tierra batida?

Complicado, tremendamente complicado lo tendrá este sábado (13.30, M+D2) el búlgaro, porque más allá de no ser un especialista sobre arcilla el que sí lo es, y mucho, es Thiem. Sin embargo, el austriaco terminó sencillamente abrumado, deseando que se acabase el pulso (6-0 y 6-2, en 68 minutos) lo antes posible porque la tunda que recibió fue muy severa, de esas que dejan huella en la autoestima. Es cierto que el cruce le vino demasiado pronto, porque hace menos de un mes se lastimó un tobillo y llegó justo al Principado, pero si alguien puede (¿podía?) tutear en la arena a Nadal es él, y ahora, visto lo visto, seguro que la percepción es bien distinta.

“Fue un partido casi perfecto”, definió el protagonista, muy poco dado a ser tan desprendido consigo mismo. “La velocidad de bola era la que me convenía. Me sentí muy cómodo ante un rival que es de los mejores jugadores que hay en tierra batida. Estoy muy satisfecho”, valoró el ganador de 16 grandes, aspirante a levantar el trofeo de Montecarlo por undécima vez, con 66 victorias en el evento (94,2% de éxito).

Nadal lo demolió sin piedad. En poco más de 45 minutos ya le había endosado nueve juegos consecutivos, atado el primer parcial y encarrilado el segundo. Y, claro, el austriaco quedó grogui. Por eso, cuando a los 50 minutos Thiem consiguió que en la tablilla figurase su primer juego, la grada le brindó una fuerte ovación que, en el fondo, es el peor de los espaldarazos. La compasión, en algunas ocasiones, es un elemento cruel, señal de que las cosas no van nada bien, y ese era el caso en este mediodía de Montecarlo. Así de abrumadora y de aplastante era la superioridad de Nadal.

El de Manacor redujo a escombros la hoja estadística de su adversario, al que no le concedió ni una sola bola de break, al que le apabulló de principio a fin. No hubo color. Solo un juego más le arañó Thiem, el tenista que teóricamente más debe incomodarle en la estación de la arena, de modo que así están las cosas: Nadal, con solo tres partidos, infunde miedo, ya asusta. Y, sobre todo, después de solo tres intervenciones, tras dos meses y medio sin jugar por la doble lesión en el psoas-ilíaco, el número uno ya ha dado un golpe sobre la mesa. Nadal, a 20 de abril, busca rival en la tierra.

ASÍ QUEDAN LAS SEMIFINALES

13.30: Nadal (6-0 y 6-2 a Thiem) - Dimitrov (6-4 y 7-6 a Goffin).

A continuación: Nishikori (6-4, 6-7 y 6-3 a Cilic) - Zverev (4-6, 6-2 y 7-5 a Gasquet).

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