
Estatua dedicada a Valle-Inclán
Las Sonatas de Ramón María del Valle-Inclán son quizá el mejor ejemplo de la literatura modernista española. Son sonatas, que no sonetos: prosas cercanas a la música, de una sonoridad extraordinaria. Compuesta por cuatro obras (Sonata de primavera, Sonata de estío, Sonata de otoño y Sonata de invierno), Las Sonatas de Valle-Inclán narran las aventuras amorosas del Marqués de Bradomín, que hace una retrospectiva de su vida a través de cuatro amores, cada uno de los cuales está relacionado con una estación del año. La primera en publicarse fue la Sonata de otoño, en 1902, que se ambienta en Galicia, en un pazo que rige el noble. En él se está muriendo su prima Concha, de la que estuvo y sigue enamorado. Esta obra es un canto melancólico al amor pasado, al amor que se marchita con el tiempo, al amor que no volverá. Un amor entre primos que va mucho más allá del amor familiar. La obra recuerda una relación entre jóvenes que se ven, tras el paso de los años, enfrentados a la separación definitiva de la muerte. Sin embargo, es un amor no consumado, un amor conflictivo. Aunque de profunda ideas católicas, el Marqués revive la historia de amor con su prima. Entonces es cuando se topa con el dilema de retomar lo que en tiempos pasados se detuvo. El debate se sitúa en torno a la vida y la muerte, en torno al pecado y al amor, en torno al adulterio y el platonismo.
Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 1866 – Santiago de Compostela, 1936) es uno de los autores más reconocidos del Modernismo español. Fue un dramaturgo, poeta y novelista gallego, cuyas obras se encuentran cercanas a la Generación del 98. Sin duda, uno de los estandartes de la literatura española del siglo XX. Fue un gran escritor y, como corresponde a los escritores de aquellos tiempos, también un buen tertuliano. De hecho, fue un habitual en el Nuevo Café de Levante, donde coincidió con los principales intelectuales de Madrid. Sus colaboraciones en diarios y publicaciones también son de destacar. De hecho, Sonata de otoño comenzó siendo publicada en Los Lunes de El Imparcial. Su obra es inmensa y su producción de una riqueza incalculable. Al mismo tiempo que fue el creador de este personaje único, el Marqués de Bradomín, también fue capaz de componer obras tan representativas de su época como Comedias bárbaras, Divinas palabras o Luces de Bohemia, iniciadora del género literario del esperpento.
Foto: Ana pichel Rodriguez en Wikimedia