En los ocho meses que ya lleva la pandemia del coronavirus en el mundo nos hemos acostumbrado al seguimiento cotidiano de los números: de contagios, de muertos, de recuperados, de camas de terapia intensiva y de respiradores disponibles.
En las últimas semana, una nueva carrera se ha sumado a nuestras listas de seguimiento: la de los avances de la vacuna contra el coronavirus. Pese a que generalmente el desarrollo de una vacuna implica un proceso complejo que toma años, la crisis global abierta por el COVID-19 ha empujado a los gobiernos, las autoridades científicas y a las empresas privadas a dedicar recursos de forma nunca antes vista.
Recientemente, estudios en ratones y monos mostraron que las vacunas nasales pueden proteger a los animales del nuevo coronavirus, y que tales vacunas podrían ser más efectivas que una forma inyectada de la misma vacuna.
Los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis desarrollaron una vacuna que se dirige al virus SARS-CoV-2, se puede administrar en una dosis por la nariz y es eficaz para prevenir la infección en ratones susceptibles al nuevo coronavirus. Ahora planean probar la vacuna en primates no humanos y humanos para ver si es segura y efectiva para prevenir la infección por COVID-19.
Después de ser inyectados con la vacuna y luego expuestos al SARS-CoV-2, los ratones no mostraron virus infecciosos en sus pulmones, pero sí albergaban pequeñas cantidades de ARN viral. Por el contrario, los ratones a los que se les insertó la vacuna en la nariz antes de la exposición no tenían ARN viral medible en sus pulmones. Esta y otra evidencia sugiere que la vacuna nasal evitó por completo la infección, dicen los autores.
A diferencia de otras vacunas COVID-19 en desarrollo, esta se administra por la nariz, a menudo el sitio inicial de la infección. En el nuevo estudio, los investigadores encontraron que la vía de administración nasal creaba una fuerte respuesta inmune en todo el cuerpo, pero era particularmente efectiva en la nariz y el tracto respiratorio, evitando que la infección se apoderara del cuerpo.
Para desarrollar la vacuna, los investigadores insertaron la proteína de pico del virus, que el coronavirus usa para invadir las células, dentro de otro virus, llamado adenovirus, que causa el resfriado común. Pero los científicos modificaron el adenovirus, dejándolo incapaz de causar enfermedades.

