Mientras caía el sol por el occidente y el mar golpeaba con fuerza, en las paredes del estadio ceibeño se escuchaban los aplausos. Los faroles se encendieron en su máximo esplendor porque el coloso de la novia de Honduras estaba siendo reinagurado.
La histórica casa del Victoria y el Vida ya tiene una nueva cara y definitivamente una más hermosa. Fueron 42 millones de Lempiras los que se invirtieron en el inmueble que ya queda completamente listo para que se jueguen partidos de liga y hasta de la Selección Nacional.
Esta es la tercera cancha híbrida en Honduras después del Nacional y el Morazán. No obstante, es la cancha 79 intervenida a nivel nacional.










