En la aldea Las Crucitas, en el sector de El Merendón la sequía dañó las cosechas de chile.
Los efectos de la falta de agua y las altas temperaturas dejaron pérdidas cuantiosas. Aunque los productores instalaron sistemas de riego, el agua que se acarrea no fue suficiente para salvar el fruto. Los chiles se quemaron.
“Es muy poca el agua la que ha caído”, dijo un campesino. Los hondureños tuvieron que comprar el chile de otros países, una competencia desleal.










