El viernes 8 de noviembre fue un desfile de corrientes políticas en el Partido Nacional, el Partido Liberal y el Partido Libre para inscribir los movimientos con los que van a competir en las elecciones primarias del 9 de marzo de 2025. Lo visto deja para un amplio análisis de demostración de músculo político y de equilibrio (o de desequilibrio) en la competencia política.
En el Partido Libre, la abogada Rixi Moncada respaldada por 6 movimientos internos, frente a 1 movimiento de Rasel Tomé. La dinámica de varios movimientos alrededor de la candidatura oficialista del partido ha sido una característica de Libre desde la primera vez que compitió en elecciones primarias en 2012. Siendo esta su primera contienda como partido oficialista, la apuesta de Libre tendría que ser aspirar a alcanzar el millón de votos, para demostrar que por sí solo no estaba tan lejos de los 1.7 millones de las elecciones generales de 2021. Como lo hizo el nacionalismo, Libre no ha dudado en usar los recursos del Estado para alcanzar su propósito.
En el Partido Liberal la competencia se cierra entre Luis Zelaya, Jorge Calix, Salvador Nasralla, Agustín Guerrero y Maribel Espinoza. Los eventos organizados por cada candidato ya marcan la pauta de la fuerza que tienen en su estructura y en el financiamiento de su campaña. En política, como en el amor, la simpatía también entra por los ojos, y de intenciones no se vive. El “levantón” del Partido Liberal no pasa solo por la inscripción de las corrientes con nuevas caras, sino porque sus candidatos logren convivir antes y después de las primarias.
El Partido Nacional vuelve a los niveles de competencia que tuvo en 2012, cuando se inscribieron 8 movimientos internos, de los cuales 2 eran los más fuertes, los de Ricardo Álvarez y Juan Orlando Hernández. Esta vez, para las primarias de 2025, llegaron a pedir su inscripción 7 movimientos internos. Aunque Tito Asfura llega con ventaja por haber sido el candidato presidencial en 2021, las cuotas de poder de otros candidatos pesarán en las negociaciones de cara a la competencia en las elecciones generales. En fin, el Partido Nacional se debate entre los fantasmas del pasado reciente y algunos aires de renovación.
En los próximos días veremos quiénes sí y quiénes no cumplieron los requisitos y cómo se desenvuelve la campaña política formal a partir de enero. Lo cierto es que la política en Honduras sigue siendo de las estructuras, el detalle es si esas estructuras van cambiando o si el poder permanece en las mismas caras.
Por: Rafael Jerez Moreno

