Durante la temporada de Día de Muertos y Halloween es común que se desarrollen historias de terror en esta época o bien que se recuerden algunas anécdotas del pasado que traen a la actualidad clásicos sobre supuestos fantasmas o entes que se hacen presentes en este plano.
Las historias más comunes giran en torno a personas que fallecieron y regresan a la tierra por algún motivo, el cual en la mayoría de las veces se desconoce, también se habla sobre casas embrujadas o situaciones paranormales en las que los protagonistas casi siempre son entes del más allá.
Pero los hechos paranormales no solo se dan por avistamientos, también las se ha escuchado hablar sobre algunas almas del más allá que buscan un cuerpo para poseerlo y de ese modo manifestarse. Hasta ahora se han conocido algunos casos de este tipo donde demonios se alojan en muñecos, peluches, armarios e incluso joyería, pero aquí te contaremos sobre la olla maldita.
Una historia no muy conocida pero terrorífica trata sobre una “olla maldita” encontrada en el sótano de una casa británica, que fue oculta en una jaula de acero para evitar que causara más muertes y es que este utensilio de cocina parecía común e igual que muchas otras, pero esta mataba a quien la tocara.
La historia común entre los pobladores de North Lincolnshire, habla sobre tres británicos que perdieron la vida después de tocar este objeto, que de acuerdo con la leyenda a mediados de la década de los 70 un grupo de trabajadores acudieron a un edificio histórico para remodelarlo y ahí fue donde comenzó todo.
Sin embargo, al explorar el lugar inmediatamente se percataron de un objeto que llamó su atención, se trataba de una olla antigua para cocinar por lo que dieron aviso sobre este legendario un utensilio el cual ya se decía, había causado varias muertes.
La primera persona que perdió la vida por esta causa fue Charles Atkin, un niño de seis años que vivía en la casa, pues el pequeño tomó la olla del sótano pese a que se dice que su padre le pedía a él y a sus hermanos que nunca se acercaran a ella, pero un día cuando estaba jugando en el sótano, el chico tropezó con ella, en ese momento no pasó nada pero al día siguiente, mientras estaban en un campo un camión de heno pasó por encima de él y lo mató.
Cuando la anterior familia se enteró de la muerte del niño, contó a los padres del menor que en la casa también perdió la vida un bebé, quien supuestamente también se acercó a la olla, también les dijeron de otro niño más que murió atropellado por un coche apenas una hora después de haberse deshecho de esta.
Después de trágico suceso, las supersticiones entorno a la olla comenzaron a difundirse en todo el pueblo. Al poco tiempo comenzó a surgir la historia de que el objeto contenía las cenizas de un hombre con enanismo que había muerto asesinado en circunstancias y sus restos habían sido ocultos en el utensilio, esta sería la venganza de aquella persona y por eso habían tantas muertes después de tocarla.
Fue por este motivo que cuando comenzó la nueva construcción de la casa para remodelarla cuando la encontraron detrás del muro de ladrillo nadie quiso acercarse a ella y fue llevado un cura al lugar para deshacer la maldición, el padre realizó un exorcismo, colocó la olla en un barril y la encerró en una jaula de acero fijada a la pared y hasta ahora ahí permanece con la esperanza de que nunca sea encontrada.













