En un video publicado en su cuenta de TikTok, luego de más de dos años en prisión, el expresidente Juan Orlando Hernández compartió su primer mensaje tras recuperar la libertad.
En la grabación agradeció al expresidente estadounidense Donald Trump por intervenir en su caso y afirmó: “Mi profunda gratitud al presidente Donald Trump… usted cambió mi vida y eso nunca lo voy a olvidar”.
Hernández aseguró que el proceso en su contra estuvo marcado por persecución política e irregularidades. Señaló que enfrentó acusaciones sin evidencia directa y basadas en testimonios de narcotraficantes.
“Cuando les preguntaron si tenían pruebas dijeron: ‘no tenemos nada, solo nuestra palabra’”, sostuvo.
El exmandatario afirmó que durante su gobierno impulsó políticas contra el crimen organizado, incluida la reforma de extradición.
Según dijo, estas acciones generaron conflictos con sectores políticos y criminales: “Con plena conciencia de los riesgos tomé la decisión de enfrentar al crimen organizado y asegurar la aprobación de leyes sin precedentes”.
Hernández también agradeció a su familia y a quienes lo respaldaron durante su detención. “Gracias a mi esposa, mis hijos, mi madre y mis amigos que permanecieron a mi lado”, expresó, señalando que su entorno cercano enfrentó cargas emocionales y financieras mientras él estaba preso.
En su mensaje insistió en que su juicio fue manipulado y que se ocultaron documentos que, según él, demostraban su inocencia.
“Se enterraron informes oficiales que destacaban mi inocencia; por eso pedí que todo fuera público”, afirmó.
Fue en este contexto que Hernández lanzó una de las frases más contundentes del video.
“Prohibido olvidar: no hubieron 12 años de narcodictadura. Hubo 12 años para construir un país que recibimos destruido”. También añadió: “Prohibido olvidar quiénes sí pactaron con el crimen organizado”, frase que marcó la administración de la presidenta Xiomara Castro y la cual el manifestó dentro de su mensaje.
Hernández reiteró su agradecimiento a Trump y afirmó que ahora busca aclarar su historia ante la opinión pública.
“Gracias al presidente Donald Trump por reconocer la injusticia en mi caso. Hoy estoy en libertad”, dijo, asegurando que continuará hablando sobre lo que, según él, estuvo oculto durante su proceso judicial.
Mensaje de Juan Orlando Hernández
Dios es bueno — gracias, Señor.
Tú viste la injusticia y el sufrimiento, y en tu infinita misericordia nos ayudaste. Gracias a Ti, Señor, hoy soy un hombre libre. Jamás perdí la fe. Este perdón es la respuesta a años de oraciones sinceras. Dios es grande, Su gracia perdura para siempre, y mi historia es otro testimonio de que Sus promesas nunca fallan.
Mi profunda gratitud al Presidente Donald Trump por tener el coraje de defender la justicia y cumplir su promesa de que nunca más se utilizaría el inmenso poder del Estado para perseguir a opositores políticos. Usted cambió mi vida, señor Presidente, y eso nunca lo voy a olvidar.
A mi esposa Ana, a mis hijos, a mi madre, a mi familia y a mis amigos que permanecieron a mi lado en los momentos más oscuros — a los que siempre creyeron en mi inocencia y nunca dejaron de orar — gracias. Ustedes llevaron también una carga emocional y financiera inmensa, enfrentando una campaña permanente de odio y desprestigio. Su amor, su fe y su apoyo me sostuvieron durante una verdadera pesadilla. Gracias por no abandonarme nunca y porque Dios nos ha dado la oportunidad de reencontrarnos pronto, y así será.
Agradezco también a los amigos de Estados Unidos. Algunos, sin conocerme, hablaron a mi favor porque conocieron mi caso y se dieron cuenta de que también vivieron una persecución política. Eso debe terminar. Agradezco a los hondureños dentro y fuera del país, y a los expresidentes de la región que alzaron su voz. Cada oración, cada mensaje, cada expresión de los hondureños humildes diciendo “mi presidente es inocente”, “mi presidente volverá”, “encomendamos a Juan Orlando a Dios”… Cada palabra de ánimo me dio fuerzas para no rendirme. Hoy estoy de pie, tomado de la mano de Dios.
Debo decirlo con claridad: fui víctima de una conspiración de la izquierda radical, no solo de Honduras sino de otros países, y también de funcionarios de la administración Biden y del “estado profundo”. Estos mismos reconocieron públicamente que entregarme fue parte de un acuerdo para sacarme del país y destruirme políticamente. Quisieron asesinarme moralmente, borrar mi nombre y desterrar mi legado.
El juicio que enfrenté fue manipulado, construido sin evidencia, basado en acusaciones de narcotraficantes cuyos carteles nosotros destruimos. Incluso, cuando fueron preguntados en juicio si tenían pruebas, dijeron: “no tenemos nada, solo nuestra palabra”. Se ocultó evidencia exculpatoria, se bloquearon testigos y se enterraron informes oficiales que destacaban mi inocencia.
Con plena conciencia de los riesgos, decidí enfrentar al crimen organizado y liderar la aprobación de políticas sin precedentes, incluida la reforma de extradición. Con cooperación histórica con las agencias de EE. UU. logramos extraditar a líderes de carteles y convertir Honduras en terreno hostil para el narcotráfico. La izquierda radical y los criminales, al sentirse amenazados, conspiraron para destruirme.
Por eso insistí desde el inicio en que todo fuera público. Nada oculto. Todo lo que hicimos está documentado. La evidencia de mi inocencia siempre ha estado allí, y sé que está en la conciencia de los hondureños.
Nunca olvidaré el día en que fui condenado injustamente. Me paré y dije: “Díganle al mundo que soy inocente”. Lo dije el día que llegaron a mi casa con un operativo exagerado, lo dije en el vuelo y lo sostuve siempre. Hoy comienzo a hablar, para que nadie vuelva a vivir lo que mi familia y yo hemos vivido.
Desde la prisión, escuchar cómo se destruía la seguridad y la economía del país me dolía en el alma. Pedí a Dios la oportunidad de reivindicar mi nombre, y hoy Él ha respondido.
En Honduras todos nos conocemos. Sabemos quién ha servido y quién ha destruido. Es prohibido olvidar: no hubieron 12 años de “narcodictadura”. Hubo 12 años de construir un país que recibimos destruido, con miles de hondureños honestos trabajando. Prohibido olvidar quiénes sí pactaron con el crimen organizado y hoy quieren reescribir la historia.
Hoy hay esperanza. Honduras ha rechazado una ideología fracasada promovida por la izquierda radical. El pueblo escogió la verdad sobre la mentira, la libertad sobre la tiranía, la decencia sobre la desesperanza.
Agradezco nuevamente al Presidente Trump por reconocer la injusticia en mi caso y concederme el perdón. Ha mostrado interés en Honduras y la importancia de un país seguro, fuerte y próspero mientras trabajamos para Hacer las Américas Grandes de Nuevo.
Mi familia y yo pasamos años duros, pero la verdad siempre prevalece. Juan 8:32 dice: “Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. Hoy el mundo conoce la verdad, y gracias a Dios estoy en libertad.
Hoy hablo con firmeza y responsabilidad moral para revelar lo que estuvo oculto. La verdad puede silenciarse por un tiempo, pero no puede ser borrada. Hoy comienzo la tarea de asegurar que finalmente sea escuchada.
¡Dios bendiga a Honduras! ¡Dios bendiga a los Estados Unidos de América!

