Aunque cada año millones de consumidores asocian el «Black Friday» con la oportunidad perfecta para cazar ofertas antes de Navidad, la historia detrás de este fenómeno global dista mucho de ser una celebración comercial.
El término, que hoy es sinónimo de descuentos, nació en realidad como una descripción de crisis y desorden público en las calles de Estados Unidos a mediados del siglo XX.
Específicamente sucedió en la década de 1950 en Filadelfia, y no fue inventado por expertos en marketing, sino por el Departamento de Policía de la ciudad.
Los agentes comenzaron a llamar «Viernes Negro» al día posterior a Acción de Gracias debido al caos absoluto que se apoderaba de la ciudad, obligándoles a trabajar turnos dobles para controlar el tráfico y las multitudes.
La razón de este colapso urbano no eran solo las compras, ya que, la ciudad se abarrotaba por la combinación de turistas que iniciaban la temporada navideña y la marea de aficionados que llegaban para asistir al clásico partido de fútbol americano entre el Ejército y la Marina.
Para la policía, la jornada era una pesadilla logística marcada por el estrés y el desorden.
Durante años, los comerciantes locales intentaron deshacerse de esa connotación negativa, llegando incluso a proponer el nombre de «Big Friday» (Gran Viernes), pero la etiqueta original ya había calado hondo.
Fue hasta la década de 1980 cuando el sector minorista logró reescribir la historia con éxito, dándole al término el significado financiero que se conoce hasta hoy.
El «Black Friday» pasó a ser el día del año en que los comercios dejaban de tener «números rojos» (pérdidas acumuladas) para empezar a escribir sus balances en «números negros» (beneficios), gracias al volumen masivo de ventas de esa jornada.
Sin embargo, algunos historiadores recuerdan que la frase tiene un antecedente mucho más oscuro y lejano.
La primera vez que se usó «Black Friday» en Estados Unidos fue el 24 de septiembre de 1869, no por compras, sino por una catástrofe financiera.
Ese día, el mercado del oro se desplomó debido a la especulación de los inversores Jay Gould y James Fisk, arruinando fortunas enteras en Wall Street.
Con el paso de las décadas, el evento ha mutado significativamente. Lo que comenzó como un día de aglomeraciones físicas ha dado paso al dominio del comercio electrónico, y la jornada única se ha diluido en «semanas negras» que comienzan mucho antes del viernes, transformando los hábitos de consumo a nivel mundial.
Así, el «Black Friday» se ha consolidado bajo una montaña de etiquetas de descuento, sobreviviendo a su propia historia para convertirse en una de las fechas más importantes del calendario comercial, o si no es que la más relevante de todas.
