Jannik Sinner volvió a dejar claro este domingo en Turín por qué se ha convertido en el rey indiscutible de las pistas rápidas indoor.
El italiano desplegó un tenis preciso, agresivo y sin apenas fisuras para imponerse a Carlos Alcaraz en la final de las ATP Finals, cerrando el duelo por 7-6 y 7-5. Ante su público, el campeón defendió la corona con la serenidad de quien juega en su sala de estar… solo que con 15 mil personas aplaudiendo.
Carlos Alcaraz, por su parte, intentó sostener el pulso en un partido donde la presión externa y el empuje de Sinner pesaron más de la cuenta.
El murciano mostró destellos de su mejor repertorio, pero se vio superado en los momentos clave, especialmente en un primer set que se le escapó por detalles. Para colmo, su abductor derecho volvió a dar señales de molestia, un factor que condicionó su movilidad en tramos decisivos.
El ambiente en el Pala Alpitour jugó un papel evidente: cada punto de Sinner levantaba una ovación que parecía mover la red un par de centímetros.
En ese escenario tan adverso, Alcaraz buscó respuestas, pero la versión del italiano fue demasiado sólida, demasiado intensa y, para ser francos, demasiado italiana como para dejar escapar la ocasión de retener el título en casa.
Con esta derrota, Alcaraz perdió su primera oportunidad de convertirse en el tercer “maestro” español de la historia, un logro que deberá esperar.
Sinner, en cambio, se marcha con otra victoria de autoridad y con la confirmación de que su dominio indoor no es casualidad. Y por cómo jugó, más de uno salió del coliseo pensando que la corona, de momento, tiene dueño fijo.


