El nombre de Juan Ramón Matta ha sido sinónimo de una historia conocida por la población hondureña desde la década de 1980, una marcada por la violencia, los excesos y el compadrismo de un señor que alguna vez, según las autoridades estadounidenses, facilitó el ilícito en la región latinoamericana.
De forma contundente, voraz, total y siendo el eslabón de dos de las estructuras criminales que alguna vez marcaron la historia del tráfico de estupefacientes, Matta marcó el punto de inflexión en el tráfico de cocaína en el mundo, siendo una figura clave en una de las redes criminales más grandes en la historia y enlace vital entre el Cartel de Medellín de Pablo Escobar y el Cartel de Guadalajara de Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero.
Tras la noticia sobre la posibilidad de una liberación humanitaria luego de más de 37 años de condena en Estados Unidos, las revelaciones fueron muchas por parte de su hija, María Isabel Matta, la menor del clan de Juan Ramón, quien brindó, en exclusiva para HCH, especificidades sobre el verdadero nombre de su padre, su árbol genealógico y el estado de salud de quien fuera la figura más importante del narcotráfico en Centroamérica por décadas.
Sin embargo, la liberación no se concretó. Las autoridades penitenciarias estadounidenses explicaron que persistieron trámites administrativos y condiciones legales pendientes que impedían cumplir los requisitos necesarios para un traslado seguro, sumado a su delicado estado de salud que requería atención dentro de la prisión hospitalaria.
Para desmenuzar la vida marital, hijos y el resto de detalles es importante iniciar desde su origen. Juan Ramón Matta, conocido ahora por su verdadero apellido Del Pozo, revelado en exclusiva por María Isabel, ha recibido durante años información sobre su estado de salud y las complicaciones que ha enfrentado tras más de tres décadas en reclusión.
Juan Ramón contrajo nupcias con Nancy Marlen Vázquez Martínez, ciudadana de origen colombiano, con la que procreó varios de sus hijos, incluida María Isabel, siendo Vázquez Martínez la primera en levantar la voz al momento de la captura del condenado narcotraficante en 1988, la cual calificó como una “payasada prefabricada”.
“Mi madre tiene ahora 73 años y mi padre 80 años”, detalló María Isabel, quien además confirmó que las raíces de la familia Matta-Vásquez se han extendido a Colombia, donde varios familiares de su núcleo cercano, incluidos hermanos, sobrinos y la madre de su padre, residen.
Cabe mencionar que Matta, según lo relatado por su hija, mantuvo dos procesos judiciales en su contra, uno por narcotráfico y otro por conspiración, siendo exonerado en 2018 de las investigaciones relacionadas con la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena, tras comprobarse que el testigo del Estado incurrió en falso testimonio.
Su situación de salud se ha agravió con los años. Matta presentó insuficiencia cardíaca congestiva, demencia tipo Alzheimer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, ceguera en un ojo, úlcera sacra avanzada con infección ósea, postración permanente, hipertensión y problemas de tiroides. Además, sufrió complicaciones de movilidad, llagas profundas por estar postrado, osteomielitis, intestino perforado y problemas nutricionales graves.
Matta, considerado “el cerebro logístico del narcotráfico latinoamericano” por la DEA, estuvo prácticamente aislado en los últimos años y solo recibió visitas limitadas de su familia, debido a su delicado estado físico y dolor constante. Su hija María Isabel detalló que ya no podía recibir visitas físicas porque no podía permanecer sentado ni movilizarse por sí mismo.
Durante décadas, su nombre fue sinónimo de poder y control dentro del narcotráfico, y su familia destacó que, pese a su pasado criminal, también tuvo gestos de generosidad hacia quienes lo rodeaban. María Isabel subrayó que siempre que pudo, Matta ayudó a su comunidad y que su familia agradece el respeto hacia su padre durante sus últimos años.
Sobre su identidad, María Isabel confirmó que su verdadero nombre es Juan Ramón Matta Del Pozo. El apellido Ballesteros, utilizado por años, proviene de un tío de su padre; su verdadero apellido proviene de su abuela paterna, María Teresa Matta Del Pozo, y nunca fue reconocido por su padre biológico.
«Juan Ramón Matta Del Pozo es su nombre de pila, mi padre nació en el barrio La Hoya de Tegucigalpa, el Ballesteros es porque mi papá tiene un hermano de apellido Ballesteros, mi tío es Ballesteros Matta, mi papá lleva el apellido de mi abuela paterna que es Matta Del Pozo», reveló.
«El López que le dicen a mi papá es el apellido del papá biológico de él pero como no fue reconocido, él solo lleva el apellido de mi abuela, Matta Del Pozo, apellidos de mi abuela María Teresa Matta Del Pozo», aseveró.
Hoy, Juan Ramón Matta Del Pozo falleció en una prisión de Estados Unidos. Su muerte marca el cierre de un capítulo que comenzó hace décadas y pone fin a más de 37 años de reclusión, dejando un legado complejo de crímenes, influencia regional y memoria histórica en la lucha contra el narcotráfico en Honduras y Centroamérica.

