Lo había avisado la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) antes del inicio de la novena jornada de LaLiga, y lo cumplieron los jugadores sobre el césped: los 22 futbolistas de Real Oviedo y Espanyol cumplieron la amenaza y se plantaron tras el pitido inicial en el Carlos Tartiere para protestar por el traslado del Villarreal – Barça a Miami.
No se jugó al fútbol en el estadio ovetense durante los primeros 15 segundos —en lugar de los 30 que se planteaban— de partido, el primero de esta fecha liguera, después de que los jugadores se quedaran parados para mostrar su desacuerdo «de forma simbólica como reivindicación por la falta de transparencia, diálogo y coherencia» a la hora de valorar la disputa de un choque liguero en Estados Unidos.
Un momento que se repetirá en todos los estadios de Primera División del fútbol español este fin de semana, a excepción de La Cerámica y Montjuic, excluidos por la AFE al ser los «clubes solicitantes del proyecto», y que solo vieron los presentes en el Tartiere, pues no se vio en la retransmisión del partido por televisión.
Horas antes del encuentro, el sindicato anunció, «con el apoyo de los capitanes» de todos los equipos de la máxima categoría, una protesta «de forma simbólica de forma simbólica como reivindicación por la falta de transparencia, diálogo y coherencia de LaLiga, sobre la posibilidad de disputar un partido de la competición en Estados Unidos».
