Esta tarde, Independiente vuelvue a la Libertadores de América tras los tremendos incidentes que suspendieron el partido contra Universidad de Chile por la Copa Sudamericana.
Pero los que no podrán volver son la primera y segunda línea de la barra brava oficial: entre los que ya tenían derecho de admisión y los 41 que se sumaron tras aquella noche fatal, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) descabezó a toda la cúpula de Los Dueños de Avellaneda, o por lo pronto su presencia en el estadio.
Pero al mismo tiempo como la popular Sur estará inhabilitad tanto en su bandeja inferior como la superior, que habitualmente reciben a otros grupos de barras, y como el río está revuelto y hay muchos pescadores tratando de obtener su ganancia, se montó un operativo con más de 700 efectivos entre los que aporta la Policía Bonaerense y los hombres de seguridad privada.
Y está bien: esta semana hubo demasiados movimientos subterráneos en el mundo de los violentos rojos para ver cómo se adueñan de un lugar que nadie está dispuesto a ceder.

