La violencia volvió a empañar un partido de fútbol ya que por incidentes se debió suspender el duelo entre Independiente y la Universidad de Chile en el Estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini. El encuentro por la vuelta de los octavos de final estaba igualado 1-1 y no se reinició por los hechos violentos en Avellaneda.
Antes de los hechos violentos, en lo deportivo el cotejo era un gran desafío para el elenco de Julio Vaccari que había perdido 1-0 el choque de ida y debía ganar por la mínima para forzar los penales o por más tantos de diferencia para conseguir el boleto directo a cuartos de final. Pero también estaba obligado a salir victorioso para cortar con la crisis que amenaza con erosionar su proyecto deportivo: lleva siete partidos consecutivos sin triunfos.
Como era de esperarse el equipo local tomó la iniciativa y atacó. El camino fueron los intentos por las bandas o alguna diagonal como la que metió Luciano Cabral que exigió al arquero Gabriel Castellón.
Pero los chilenos en la primera que tuvieron fueron letales: a los 11 minutos, Lucas Di Yorio ganó por la derecha y asistió a Lucas Assadi, que abrió el marcador. La jugada fue analizada por el VAR por una posible posición fuera de juego del delantero, pero se comprobó que estaba habilitado.

