Con apenas 7 años el niño a quien le gusta jugar con carritos, entró al quirófano en donde las diestras manos del urólogo, Dennis Chirinos y un capacitado equipo, literalmente, como en una «obra de arte quirúrgica» le reconstruyó el pene de lo que hasta ese momento no eran claramente órganos genitales masculinos ni femeninos.
El menor había sido diagnosticado con una condición llamada ambigüedad sexual en la que en este caso, a simple vista los genitales presentaban características de ambos sexos.
Mientras sostenía el bisturí y reconstruía la uretra para que el pequeño pueda orinar, Chirinos explicó que «el paciente apareció con que la bolsa escrotal de sus testículos correspondía a los labios mayores y menores de la vulva femenina. Los testículos estaban en el canal inguinal y lo que representa el pene parecía más cercano al clítoris en la mujer».
El diagnóstico de la ambigüedad de genitales generalmente implica un examen físico, análisis de sangre para evaluar los niveles hormonales y pruebas genéticas para determinar el sexo cromosómico. En este caso se encontró que indudablemente era varón.
El urólogo explicó que aunque en algunos menores se pueden encontrar ovarios y testículos a la vez, en este paciente solo se comprobó la presencia de testículos que quirúrgicamente hubo que bajarlos al escroto que a la vez se descendió de lo que parecía una vulva. Todo el abordaje quirúrgico se llevó a cabo en 3 etapas.
A la pregunta: si ¿el paciente podrá procrear en el futuro?, el médico fue categórico:
«Le liberamos un pene qué será funcional, si paciente será fértil, eso se sabrá a lo largo de este proceso, recordemos que la espermatogénesis establece que los espermatozoides serán buenos si se operan antes de los 2 años de vida».
