En una operación rápida y eficaz, agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) capturaron en menos de diez horas a un manicurista acusado de abusar sexualmente de un niño de 6 años en el barrio San Andrés, en el occidental departamento de Ocotepeque.
El sospechoso, un hombre de 30 años y residente de la misma localidad, es conocido por ofrecer servicios de manicure y uñas acrílicas en la zona.
Según las investigaciones, el crimen ocurrió el domingo 15 de junio, cuando la madre del menor, lo dejó bajo el cuidado de quien se convirtió en su depredador, mientras ella hacía un mandado en una pulpería cercana a su vivienda.
Aprovechando la ausencia de la mujer, el presunto agresor encerró a la víctima en una habitación de su vivienda y abusó sexualmente de él.
En un intento por encubrir el delito, el manicurista cambió la ropa del menor y ocultó las prendas en la misma habitación donde ocurrió el ataque.
La madre, al regresar y notar que la vivienda estaba cerrada con seguro, logró ingresar y encontró al sospechoso cambiándose de ropa y huyendo del lugar.
Su hijo, aún en estado de shock, le relató lo sucedido, confesando además que fue amenazado para que guardara silencio.
Tras presentar la denuncia ante la DPI, las autoridades procedieron a trasladar al niño al Ministerio Público, donde un médico forense confirmó las evidencias del abuso.
Con base en esa evaluación y otras pruebas recabadas, un fiscal de turno autorizó de inmediato la detención del sospechoso.
Durante la captura, los agentes lograron incautar ropa de la víctima como evidencia clave en el caso.
El detenido enfrenta ahora cargos por violación agravada en perjuicio de un menor de edad, y está a la espera de que se le siga el debido proceso judicial.
Este caso, doloroso y aberrante, nos recuerda que no se puede confiar en cualquier persona.
Lastimosamente, detrás del proceso legal, queda una familia marcada por el trauma y un inocente que deberá reconstruirse desde el miedo, el dolor y la valentía de haber hablado.