La reciente devaluación del lempira frente al dólar ha encendido las alarmas en diversos sectores económicos del país, especialmente entre productores, comerciantes y consumidores.
Para muchos, este fenómeno actúa como un “doble impuesto”, ya que encarece de forma indirecta los productos importados, insumos agrícolas, combustibles y medicamentos, afectando directamente el costo de vida de la población.
Representantes del sector empresarial y agrícola han manifestado su creciente preocupación, señalando que la pérdida del poder adquisitivo del lempira no solo presiona a las familias hondureñas, sino que también impacta en la planificación de las pequeñas y medianas empresas.
Algunos economistas advierten que, de no tomarse medidas oportunas, el tipo de cambio podría cerrar el año acercándose peligrosamente a los 27 lempiras por cada dólar.
Este escenario implicaría un nuevo ajuste en los precios de bienes esenciales y mayor dificultad para los sectores productivos que dependen de insumos importados, reforzando la sensación de incertidumbre económica en el país.