El Napoli ha sacudido el mercado de fichajes con la incorporación de Kevin De Bruyne, quien llegará como agente libre tras ocho temporadas brillando en el Manchester City.
El mediocampista belga firmará por dos temporadas, con opción a una tercera, y aterrizará en Italia en las próximas horas para someterse a los exámenes médicos y cerrar su vínculo con el club del sur.
La operación se concretó luego de intensas negociaciones lideradas por el presidente Aurelio De Laurentiis, quien logró destrabar el siempre espinoso tema de los derechos de imagen del jugador. Según fuentes cercanas a la operación, De Bruyne percibirá un salario cercano a los 10 millones de euros netos por temporada, incluyendo primas por objetivos.
El futbolista, que también tuvo propuestas desde Arabia Saudí, priorizó mantenerse en Europa y encontró en Nápoles un proyecto ambicioso y un entorno familiar favorable.
Uno de los factores clave en la decisión del belga fue el aspecto personal: De Bruyne contrajo matrimonio en Nápoles hace algunos años y su familia estaría encantada de asentarse allí. Además, la llegada de Antonio Conte al banquillo azzurro habría sido determinante, ya que el técnico italiano pretende construir un equipo competitivo desde el mediocampo, donde el ex City aportará su jerarquía, visión de juego y capacidad de liderazgo.
Con este fichaje, el Napoli refuerza una de sus zonas más sensibles y envía un mensaje claro al resto de la Serie A: quiere volver a competir por todo. A De Bruyne podrían sumarse próximamente Yunus Musah, por quien ya existe un acuerdo cercano con el Milan, y el lateral Miguel Gutiérrez, en negociaciones con el Girona. De concretarse estas llegadas, el club partenopeo tendría una columna vertebral renovada para encarar la temporada.
La presentación oficial de De Bruyne se espera para este fin de semana, en un acto que promete ser multitudinario. Mientras tanto, la ciudad ya respira entusiasmo por ver al mediocampista luciendo la camiseta azzurra. A sus 33 años, el belga elige un nuevo desafío en el atardecer de su carrera, pero con el mismo apetito competitivo que lo convirtió en uno de los mejores del mundo.
