La pasión del fútbol tomado un giro inquietante, ya que Álvaro Morata, la figura destacada de la selección española, se encuentra en el centro de una preocupante polémica luego de recibir una amenaza de muerte tras la tensa final contra Portugal. La gravedad del asunto quedó patente cuando su esposa decidió enfrentar la situación y reveló en redes sociales el mensaje amenazante al que ahora deben hacer frente.
En un acto impactante de maldad, un usuario bajo el alias Michi_fdz en Instagram lanzó la amenaza: «Voy a matar a tu marido si lo veo por la calle. Más le vale empezar a cuidarse porque no lo voy a dejar tranquilo ni un solo momento.» El mensaje, cargado de oscuras intenciones, continuó con palabras escalofriantes: «También a los niños, los mataré con mis propias manos. Espero que nadie sobreviva.» Un texto que pone los pelos de punta a cualquiera.

Ante tanta hostilidad, Alice Campello, esposa de Morata, respondió con dignidad y fortaleza, escribiendo una defensa emotiva de su marido. Reconoció abiertamente que equivocarse es parte de la vida, y el fútbol no es la excepción: es una mezcla apasionante de momentos altos y bajos que cautiva a millones en todo el mundo. «El fútbol es así, y creo que eso es lo que lo hace tan hermoso: es emocionante e impredecible. Es un deporte y un espectáculo, y debería ser valorado como tal», expresó con vehemencia en su publicación.
Campello resaltó que lo que realmente importa está más allá del campo de juego, afirmando: «Lo que de verdad cuenta es la persona que eres en la vida, y en ese sentido, él gana a todos.» Sus palabras terminaron con un llamado a la humanidad: «Me encantaría ver las vidas de quienes critican por un error, para ver qué tan perfectamente hacen todo y qué han logrado. Por favor, tengan respeto y dejen de ser tan crueles.»
Este lamentable episodio es un recordatorio contundente del lado oscuro que pueden tener las pasiones en las redes sociales alrededor del deporte, instando a aficionados y críticos a mantener siempre un espíritu de respeto y civilidad, incluso cuando la intensidad del fútbol alcanza su máximo.