Elon Musk anunció su salida del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una oficina creada por Donald Trump para reducir el gasto público.
Aunque su contrato era temporal y finalizaba legalmente a los 130 días, su renuncia llega en medio de desacuerdos con el presidente y cuestionamientos sobre los resultados reales de su gestión.
Musk había prometido ahorrar un billón de dólares, pero medios como The Washington Post revelaron que los ahorros reales apenas alcanzan los 9.300 millones.
El magnate, quien fue uno de los principales donantes de Trump en la campaña de 2024, participó activamente en el gobierno desde la investidura del presidente en enero.

Su presencia en reuniones de gabinete y entrevistas conjuntas demostraba una estrecha relación entre ambos. Sin embargo, sus empresas comenzaron a sufrir: Tesla registró una caída del 71 % en ganancias y fue blanco de protestas, lo que aumentó su frustración con el entorno político.
Musk criticó duramente el nuevo plan fiscal de Trump, al que acusó de “socavar” los esfuerzos por reducir el despilfarro y aumentar el déficit. “Francamente, me decepcionó”, dijo en CBS.
Aunque agradeció la oportunidad, su salida deja un vacío en la dirección de DOGE y marca un posible retiro del empresario del escenario político. “Voy a reducir mucho mi gasto político en el futuro”, afirmó desde el Foro Económico de Catar.