El rubro del calzado hondureño atraviesa una de sus peores crisis. Artesanos y pequeños empresarios dedicados a la fabricación de zapatos aseguran que sus ventas han caído drásticamente, al punto de que muchos se han visto obligados a cerrar sus talleres.
La razón principal: los consumidores están decantándose por zapatos usados importados, conocidos popularmente como «de segunda», que ofrecen precios bajos.
Los zapateros afirman que competir con ese mercado es prácticamente imposible. Mientras ellos enfrentan altos costos de producción, impuestos y falta de financiamiento, los zapatos de segunda ingresan al país a precios muy bajos y sin los mismos requisitos. Esto ha hecho que su trabajo artesanal, muchas veces de mejor duración y diseño, quede rezagado en sus anaqueles.
Más allá de la pérdida económica, lo que preocupa es el impacto social: decenas de familias que por generaciones han vivido de este oficio ahora enfrentan la posibilidad de quedarse sin sustento.