Con la histórica elección de Robert Francis Prevost como nuevo pontífice, la Orden de San Agustín alcanza por primera vez la Sede de Pedro, marcando un hito sin precedentes para esta comunidad religiosa mendicante con más de 800 años de historia.
Fundada oficialmente en 1244, la Orden ha estado presente en más de 40 países y se caracteriza por su vocación misionera, su compromiso con la vida comunitaria y su labor pastoral, educativa y social.
Aunque, lleva el nombre de San Agustín de Hipona, su origen proviene de la unificación de diversos movimientos eremíticos en la Italia del siglo XII bajo una misma regla de vida.
León XIV, como se conocerá ahora al nuevo Papa, fue formado en la Provincia agustiniana de Estados Unidos y desempeñó gran parte de su labor pastoral en Perú, donde sirvió como misionero, párroco y obispo en la región de Chiclayo.
Su perfil encarna los valores fundamentales de la espiritualidad agustiniana: comunidad, interioridad y servicio. La elección de Prevost rompe con una tradición no escrita en el Colegio Cardenalicio, que solía favorecer a clérigos seculares o miembros de órdenes más visibles como los jesuitas o franciscanos, y resalta el papel silencioso pero constante de los agustinos en la historia de la Iglesia Católica.
