La tercera jornada de debate sobre la controvertida Ley de Justicia Tributaria en el Congreso Nacional fue escenario de una accidentada sesión, marcada por la ausencia significativa de diputados de la oposición.
Esta situación generó un ambiente propicio para que el oficialismo, representado por el Partido Libertad y Refundación (Libre), intentara avanzar con la aprobación de la ley sin el consenso necesario, lo que algunos calificaron como otro intento de «madrugón» legislativo.
La ausencia de muchos diputados de oposición debilitó el debate en el Congreso y dejó el camino libre para que el partido oficialista avanzara con la Ley de Justicia Tributaria casi sin resistencia.
Al no haber suficientes voces que cuestionaran o propusieran cambios, el oficialismo pudo mover la discusión a su favor. Esta situación fue criticada por varios sectores, ya que se percibe como un intento de imponer decisiones importantes sin consenso ni una representación equilibrada de todas las fuerzas políticas.
Ante la presión y las denuncias públicas, la sesión fue finalmente suspendida, evidenciando la fragilidad del proceso legislativo en torno a una ley que ha polarizado a la clase política y a diversos sectores de la sociedad.