Por Bivian Montoya.
Una nueva cárcel con medidas extremas de seguridad está a punto de entrar en operaciones en el municipio de Ilama, Santa Bárbara, según El Heraldo.
El centro penitenciario está construido completamente con concreto reforzado y acero, dividido en dos alas vigiladas por cámaras activas las 24 horas y custodiado por personal armado.
La prisión tendrá capacidad para casi 1,500 internos, incluyendo a miembros de la Pandilla 18, quienes serán trasladados entre el 10 y 15 de mayo a módulos con régimen de máxima seguridad.
Según datos de El Heraldo, esta nueva prisión surge tras descubrirse que los pandilleros de la 18 destruyeron puertas y socavaron paredes del penal anterior.
A pesar de haberse construido bajo la administración pasada como un centro de máxima seguridad, los reclusos aparentemente gobernaban los módulos y gozaban de privilegios, como lo evidenciaron videos en redes sociales.
Las actuales autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP) hallaron armas, drogas, electrodomésticos y lugares donde ni los custodios se atrevían a ingresar.

Los nuevos módulos, según el equipo de ingeniería, tienen paredes monolíticas de 20 centímetros de grosor, hechas de concreto fundido e hierro reforzado.
Todo está diseñado para evitar destrucciones desde el interior. Las puertas, barrotes, gradas y cerrojos son 100 por ciento de acero. No hay tomacorrientes en celdas, y la iluminación es controlada externamente.

Las duchas, pilas y entrega de alimentos están completamente segregadas del contacto con los custodios.

Cada módulo albergará 184 privados de libertad. Dentro, las celdas contarán con baños de acero inoxidable y vigilancia constante desde una cabina blindada.

Además, la prisión estará protegida por dos cercos perimetrales, torreones de vigilancia y un sistema de monitoreo en tiempo real, conectado a una central en Tegucigalpa, como parte del modelo 911.

Ramiro Fernando Muñoz, presidente de la Comisión Interventora del INP, confirmó a El Heraldo que con esta infraestructura se busca impedir que maras y pandillas sigan operando desde las cárceles.
En Ilama se recluirá únicamente a miembros de la Pandilla 18, y en La Tolva, a la MS-13. “Nunca más volverán a estar juntos”, afirmó.