El desalojo de la Iglesia Aposento Alto en la colonia El Pedregal se llevó a cabo este martes bajo la supervisión de las autoridades eclesiásticas de las Asambleas de Dios y ejecutada por miembros de los entes de seguridad, poniendo fin a una disputa que llevaba más de dos años sin resolverse.
Equipos de seguridad y representantes legales acudieron al templo para hacer efectiva la orden, mientras un grupo de feligreses observaba con tristeza el cierre temporal del recinto, que por décadas fue un pilar espiritual en la comunidad y donde declararon que estos pastores “son ovejas vestidas de lobo”.
El conflicto interno, intensificado tras la muerte del pastor Luis Alberto Calix, desembocó en la fractura total entre la administración local de la iglesia y la jerarquía religiosa.
La falta de acuerdos claros sobre la sucesión pastoral, junto a cuestionamientos sobre el manejo de recursos, llevó a un punto de quiebre. Ahora, el templo queda bajo resguardo institucional a la espera de una posible reorganización, mientras los feligreses enfrentan el desafío de mantener su comunidad de fe unida fuera de su espacio habitual.