En un momento en que los mercados financieros mundiales se desploman bajo el peso de los aranceles impuestos por Estados Unidos, Japón enfrenta una crisis alimentaria que ha obligado al gobierno a tomar medidas extraordinarias: liberar más de una quinta parte de sus reservas estratégicas de arroz, el alimento básico de su población, para contener los precios disparados.
La cuarta economía mundial ha comenzado a distribuir 210.000 toneladas de sus preciadas reservas de arroz en medio de una tormenta económica perfecta que amenaza la estabilidad de Asia. Esta medida sin precedentes en tiempos recientes refleja la gravedad de la situación que enfrenta el país asiático, donde un elemento tan básico como el arroz ha visto su precio dispararse un 55% en los últimos dos años.

“Los precios son ahora excepcionalmente altos”, declaró el Ministro de Agricultura, Silvicultura y Pesca, Taku Eto, antes de la subasta de reservas el mes pasado. El funcionario intentó calmar a la población asegurando que “hay suficiente arroz en el sistema” y que la inyección del grano en el mercado debería hacer que los precios “acaben bajando”.
Un alimento sagrado en crisis

El arroz no es solo un alimento en Japón; es parte integral de su cultura. Omnipresente en la dieta japonesa, el idioma tiene al menos seis formas diferentes de describir el grano según su estado de procesamiento. Se consume en casi todas las comidas, se utiliza para hacer sushi, se transforma en dulces, se fermenta en alcohol y hasta se ofrece a los espíritus en ceremonias religiosas. Incluso McDonald’s ha incorporado un pan de hamburguesa hecho de arroz para adaptarse a los gustos locales.
Esta dependencia extrema hace que cualquier alteración en el suministro o precio del arroz sacuda los cimientos de la sociedad japonesa.
El país estableció su reserva estratégica en 1995, después de que un verano inusualmente frío provocara el colapso de las cosechas y obligara a importar arroz extranjero, una medida vista con recelo por los exigentes consumidores japoneses.

El precio medio de una bolsa de 60 kilos de arroz alcanzó aproximadamente los 160 dólares el año pasado, según datos oficiales. Esta subida sin precedentes se atribuye a una combinación de factores climáticos adversos: mal tiempo, olas de calor, amenazas de tifones y terremotos que han despertado la alarma entre los 124 millones de habitantes del archipiélago.