Mucho se ha dicho últimamente sobre si la declaratoria de ganadores de las elecciones primarias del 8 de abril de 2025 es la solución a toda la incertidumbre y la volatilidad política que ha caracterizado las semanas posteriores al 9 de marzo de 2025. Sí, es un acontecimiento importante porque marca el fin del proceso electoral y disipa cualquier intento de terminar de sabotear las elecciones primarias como un paso previo a las generales. Pero por mucha importancia que tenga, dadas las condiciones, la declaratoria no puede ser una venda que tape el daño que ya se le hizo al proceso.
Y eso no debe servir como lamento, al contrario, debe hacernos entrar en consciencia que sea cual sea el resultado hubo una mano invisible que trastocó el buen desarrollo de las primarias. Y que, al más alto nivel político o militar, esa persona se arropa bajo el manto de la impunidad.
¿Por qué es importante insistir con ello? Porque un proceso electoral es un todo, es decir, cada parte es esencial para asegurar el respeto de la voluntad popular. El número de votos y una declaratoria son una parte, el deducir las responsabilidades para prevenir que el “maletazo electoral” vuelva a ocurrir, es otra, y al final, todas son igual de necesarias para hablar de unas elecciones exitosas en este contexto.
Sobre este particular es importante reflexionar en torno al contexto en el que el Ministerio Público presentó los requerimientos fiscales esta semana. Al margen de las formalidades y del debido proceso que se debe seguir, al hacer un análisis amplio de lo ocurrido, resulta interesante ver cómo el Ministerio Público elude mencionar a las Fuerzas Armadas en cualquier parte de su acusación.
Nada de lo que se ha dicho o hecho es casualidad, tampoco lo que se deja de decir o hacer. Si cometemos el error de creer que con la declaratoria desaparecen los fantasmas de quienes quieren sabotear el proceso electoral, las elecciones generales serán solo el segundo episodio de una saga en la que el final ya es conocido por los directores, y desconocido por la mayoría de protagonistas, el pueblo hondureño.