Han pasado seis días desde el trágico accidente aéreo en Roatán, Islas de la Bahía, que dejó 12 víctimas mortales y cinco sobrevivientes. 17 almas iban a bordo con rumbo a La Ceiba, sin imaginar que estarían cerca de un minuto en el cielo antes de caer a las cristalinas aguas que se vieron empañadas de luto, lamentos y sangre.
Una familia completa murió, hermanas, amigos y simplemente turistas que pasaron quizás, uno de los mejores fines de semanas en uno de los sitios turísticos más realzados de Honduras. También hubo sobrevivientes, que hoy, recuerdan con dolor esos momentos de angustia que vivieron, donde algunos, ni siquiera tuvieron tiempo para despedirse de sus seres amados.
Entre ellos está Jairo Vargas, quien se dirigía al entierro de su hija en Olancho y en un abrir y cerrar de ojos su duelo se duplicó al perder a su esposa, quien lo acompañaba en el viaje para darle apoyo emocional por la pérdida de la menor.
«Cuando caímos, yo iba como en algo sentado, que iba en el agua encima con una mujer. Dicen que era mi mujer porque me tenía agarrado la mano», dijo Vargas con la voz entrecortada.
El hondureño ya fue dado de alta del Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula, pero aunque las heridas de su cuerpo ya estén sanando, sin duda alguna, las de su interior tardarán más tiempo, pues perdió a dos amores de su vida. Gracias a Dios, él tiene una segunda oportunidad gracias a los pescadores que lo rescataron, quienes también relataron que él se salvó gracias al cuerpo de la mujer en el que flotaba.
«No se ahogó porque estaba sostenido sobre otra persona que ya había muerto, era una muchacha (Seida Xiomara Torres Hernández). La tuvimos que sacar del agua porque ya estaba pesada», dio a conocer uno de los pescadores.
