Con golpes en la cara, abdomen, tobillo, fracturas en el cráneo y la pelvis, Liliana Rosa Estrada, sobreviviente del accidente aéreo en Roatán, Islas de la Bahía, donde fallecieron 12 personas el lunes 17 de marzo, dio su testimonio del trágico momento.
En primer lugar, le dio sus condolencias a las familias hondureñas que hoy están de luto tras el trágico accidente. «Espero en Dios les dé la fortaleza que necesitan en este momento tan difícil. Créanme que recuerdo todas las caras, cada uno de ellos, espero en Dios estén en su santa Gloria», dijo.
Seguidamente, comentó: «Quiero tomar un momento para dar mi testimonio de lo que Dios ha hecho por mí, de cómo mandó a esos ángeles, cuando todas las posibilidades estaban para que yo no saliera, y salí porque él me sacó de ahí».
También agradeció a los pescadores que la rescataron y espera hacerlo en persona al recuperarse. «Estoy adolorida, pero no me quejo porque sé que pudo ser mucho peor. Dios me dio una segunda oportunidad de vida y la voy a aprovechar, Dios me habló claro y fuerte y sería muy terco de mi parte no hacerle caso», aseguró.
Entre lo que reveló la ceibeña de 25 años, fue que «El avión ya llevaba fallas desde antes de alzar vuelo» y que a ella le dio tiempo de avisarle a su pareja amorosa que algo estaba mal, casi un minuto y medio antes de caer al mar.
Por otra parte, dijo que gracias a sus familiares está siendo atendida en un centro asistencial privado y lamenta que nadie de la empresa en la que viajaba se ha «acercado a preguntar si estoy viva o fuera de peligro».