A tres semanas de las elecciones primarias, una parte importante del debate público se centra en cómo evoluciona la contienda, sobre todo, en el Partido Liberal, ante lo que serían debates cerrados en el Partido Nacional y en el Partido Libre. Sin embargo, el CNE posicionó un tema no esperado en la agenda el viernes 14 de febrero de 2025 con la denuncia de la consejera Ana Paola Hall sobre amenazas en su contra a raíz de sus funciones en el CNE.
No hubo mayores detalles sobre el alcance de la amenaza, pero en el mismo pronunciamiento se mencionó la decisión del CNE de asegurar conectividad en 1,728 centros de votación en los que no hay acceso al internet, un tema sensitivo para el conteo de los votos en lugares donde el control lo tienen los partidos políticos, en particular, los caciques locales. En el fondo, lo que la denuncia devela son los grandes intereses que siempre están en juego cuando hay elecciones, lo que esta coyuntura representa para quienes quieren acceder al poder y las intenciones de los partidos políticos de controlar el accionar de los funcionarios en las instituciones del sistema electoral.
Cada cuatro años el órgano electoral se enfrenta a este dilema, entre los deseos de los partidos políticos que respaldaron sus nombramientos y las expectativas ciudadanas de procesos electorales con mejores garantías de transparencia en todas sus etapas, en particular, en la transmisión de los resultados.
La gestión de los intereses de por medio es el desafío, pero toda persona que decide entrar a una institución con la complejidad política como como la del CNE debe de tener una mirada en el largo plazo para tomar sus decisiones. Y en este caso, las primarias son un buen preámbulo para la forma en que la disputa del poder va a darse en las elecciones generales, en un momento en el que, a diferencia de cuatro años atrás, previo a las primarias, los tres partidos tienen estructuras que les darían posibilidades de competir por el poder.
Sin desconocer los desafíos que supone gestionar intereses políticos, la mejor decisión que puede tomar el CNE es cultivar una relación con la ciudadanía, en momentos de máxima tensión política lo va a necesitar. Esto es algo que muy pocas instituciones en Honduras han hecho, he ahí los altos niveles de desconfianza ciudadana hacia la democracia y sus instituciones. Esperemos que la relación prospere, porque es como cualquier enamoramiento, para que se consolide tiene que haber presencia.
Por: Rafael Jerez