Honduras registró una puntuación de 23/100 en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. El resultado no es ninguna sorpresa, no tanto porque las puntuaciones no han variado mucho desde hacer unos 13 años, sino porque cada mes vemos como actores públicos y privados contribuyen a fortalecer la estructura de corrupción en la que funciona nuestra sociedad.
Personeros del Gobierno van a salir a decir que el estudio de Transparencia Internacional es “pura percepción”, mientras que figuras de la oposición política van a aprovecharlo para culpar a Libre de todos los males que tiene el país. La realidad es que los dos bandos son responsables, no solo de la corrupción que deteriora el sistema en el que vivimos, sino de que nos vean así como país en espacios internacionales.
La corrupción tiene diferentes formas y está presente en diferentes espacios, pero para los años recientes debemos entender la corrupción como si fuese un carro, grande y fuerte. Para llegar al modelo final el carro fue construido en sus bases y en las partes que lo componen. Digamos que una buena parte de ese carro lo construyó el bipartidismo que gobernó antes de que existiera Libre. Lo que pasa es que en noviembre de 2021, Libre llegó al poder con la promesa de desmontar y remodelar el carro, pero hizo lo contrario, se subió en él y lo mejoró para mal.
Un claro ejemplo de lo que supondría un compromiso real con la lucha contra la corrupción es la instalación de la CICIH. Además de que nunca se cumplieron las condiciones que originalmente habían pactado la ONU y el Gobierno de Honduras, desde que se dio a conocer el informe que hicieron el grupo de expertos de la ONU sobre las recomendaciones que le hacían al Gobierno y al Congreso de Honduras para que se pudiera firmar el convenio, nunca se volvió a hablar del tema. Se han hecho los locos.
Ahora que todos andan en campaña política todas esas promesas de luchar contra la corrupción vuelven a aflorar. Pero ningún candidato que sea realmente responsable puede prometerlo, porque desmontar toda la herencia de corrupción que han dejado los que han gobernado Honduras es un trabajo que requiere muchas voluntades, y sobre todo, tiempo. Y entre la inmediatez de los resultados políticos que quieren las personas y las habilidades discursivas de los políticos, se desvanece la posibilidad de construir un proyecto político para el desarrollo de Honduras. Esperemos el próximo año, en el que los resultados no cambiarán, y podré copiar y pegar este mismo texto, con el gobierno que venga, del color que sea.
Por: Rafael Jerez Moreno