La Policía de Nicaragua reiteró este miércoles su lealtad a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y se comprometió a perseguir a las voces disidentes, que desafíen su poder.
Durante un acto de juramentación de oficiales voluntarios en la provincia de Chontales, el director de la Policía, Francisco Díaz, prometió que todos los miembros de las fuerzas de seguridad trabajarán por evitar nuevos estallidos sociales en el país, en especial como los ocurridos en 2018.
En abril de aquel año, unas polémicas reformas a la seguridad social impulsadas por Ortega desencadenaron masivas protestas en las calles de todo el país, que fueron violentamente reprimidas y dejaron a entre 355 y 684 personas muertas, según cálculos de diversos organismos.
El régimen sostiene que se trató de un intento de “golpe de Estado” impulsado por la Administración de Donald Trump y varias ONG que, con “la tecnología que ya se desarrollaba en aquellos años”, buscaron “acabar” con su gobierno.
Sin embargo, este miércoles, Díaz se comprometió a defender al país de la “jauría internacional” y aseguró que “continuaremos protegiendo la vida, la integridad y la seguridad de las personas y sus bienes, la convivencia social, el derecho de nuestro pueblo a trabajar y vivir en paz”.