Servir como el 72º secretario de Estado de Estados Unidos es el mayor honor de mi vida profesional. El presidente Trump me ha dado una dirección clara para colocar nuestro interés nacional central como la misión rectora de la política exterior estadounidense.
Cada dólar que gastamos, cada programa que financiamos y cada política que aplicamos debe justificarse con la respuesta a tres simples preguntas: ¿Hace que Estados Unidos sea más seguro? ¿Hace a Estados Unidos más fuerte? ¿Hace que Estados Unidos sea más próspero? Para promover nuestro interés nacional, construiremos un Departamento de Estado más innovador, ágil y enfocado.
Esto requerirá reemplazar algunas prioridades, restar importancia a algunas cuestiones y eliminar algunas prácticas. Primero, debemos frenar la migración masiva y asegurar nuestras fronteras. El Departamento de Estado ya no emprenderá ninguna actividad que facilite o fomente la migración masiva.
Nuestras relaciones diplomáticas con otros países, particularmente en el hemisferio occidental, darán prioridad a asegurar las fronteras de Estados Unidos, detener la migración ilegal y desestabilizadora y negociar la repatriación de inmigrantes ilegales.
En relación con esto, debemos volver a los fundamentos de la diplomacia eliminando nuestro enfoque en causas políticas y culturales que causan división en el país y profundamente impopulares en el exterior.
Esto nos permitirá llevar a cabo una política exterior pragmática en cooperación con otras naciones para promover nuestros intereses nacionales fundamentales. Debemos detener la censura y la supresión de información.
Los esfuerzos del Departamento de Estado para combatir la propaganda maligna se han ampliado y cambiado fundamentalmente desde la era de la Guerra Fría y debemos volver a priorizar la verdad.
El Departamento de Estado que dirijo apoyará y defenderá los derechos de los estadounidenses a la libertad de expresión, poniendo fin a cualquier programa que de alguna manera conduzca a censurar al pueblo estadounidense. Si bien combatiremos la propaganda enemiga genuina, lo haremos sólo con la verdad fundamental de que Estados Unidos es un país grande y justo cuyo pueblo es generoso y cuyos líderes ahora priorizan los intereses fundamentales de los estadounidenses respetando al mismo tiempo los derechos e intereses de otras naciones.
Finalmente, debemos aprovechar nuestras fortalezas y acabar con las políticas climáticas que debilitan a Estados Unidos. Si bien no ignoraremos las amenazas a nuestro medio ambiente natural y apoyaremos protecciones ambientales sensatas, el Departamento de Estado utilizará la diplomacia para ayudar al presidente Trump a cumplir su promesa de regresar al dominio energético estadounidense.