Desde la instalación de albergues temporales para retornados hasta amenazas de expulsar una base militar de EE.UU. Así afronta Centroamérica la promesa de deportaciones masivas del nuevo Gobierno estadounidense de Donald Trump, que tendría un fuerte impacto en esta región emisora histórica de migrantes y que depende, en gran medida, de las remesas de su diáspora en la nación norteamericana.
El llamado Triángulo Norte, que conforman Guatemala, El Salvador y Honduras y donde viven más de 30 millones de personas, es el protagonista de esta historia de migración irregular hacia EE.UU. que comenzó hace décadas, impulsada por la pobreza y la violencia, y que en el 2018 entró en una nueva etapa con las caravanas migrantes.
Tom Homan, el designado por el republicano Trump para dirigir su promesa de deportar a los más de 11 millones de migrantes indocumentados que viven en EE.UU., ha sostenido que pretenden poner en marcha este plan desde el día uno de la nueva Administración, el próximo lunes.