Carlos Urbizo renuncia a su precandidatura presidencial por el Partido Nacional

Durante la semana del 6 de enero y días posteriores, hubo reuniones y consultas
con la dirigencia de nuestro MOVIMIENTO, con el propósito siguiente:
Primero: Analizar y evaluar los logros obtenidos por el MOVIMIENTO
hasta la fecha.
Segundo: Conocer el sentimiento de nuestros seguidores y bases sobre el
desenvolvimiento de la campaña hasta ahora y en el futuro próximo.
Tercero: Analizar y evaluar el entorno político de nuestro partido y del
ambiente político general
Cuarto: Analizar y evaluar las probabilidades de triunfo el 9 de marzo, así
como las opciones abiertas al Movimiento y al de sus precandidatos a las alcaldías
y diputaciones.
La conclusión fue que no podía ganar la candidatura del Partido Nacional en
las condiciones actuales, como son las siguientes:
•El poder e influencia, directo e indirecto, de los actuales dirigentes del Partido
incluso dentro de nuestro Movimiento, (oficialismo “los mismos”) es enorme, y lo
utilizan de todas las formas posibles para su propio beneficio y concretamente en
contra de los nuestros. Influencia y poder evidente durante el proceso de
presentación de las planillas el 8 de noviembre de 2024, la revisión de planillas en
el Comité Central (CCPN) y en el Consejo Nacional Electoral (CNE). El esfuerzo,
dedicación, y vigilancia fue inmenso y permanente para proteger los derechos del
Movimiento.
•En un acto de injusticia, evidente juicio y conducta sectaria, fuimos excluidos
de integrar la Comisión Electoral del Partido. Esa comisión es muy importante
porque es la que interactúa con el CNE donde nuestro MOVIMIENTO no tiene
absolutamente ninguna representación o influencia.
C O M U N I C A D O
•Igualmente por disposiciones arbitrarias y mezquinas, fuimos excluidos de
participar en las elecciones internas donde se eligen las autoridades del partido a
nivel local, departamental, y nacional. Con esta decisión, el oficialismo impide que
se pueda rescatar el Partido Nacional para que responda a los intereses y deseos
del nacionalismo y del pueblo hondureño en general al que debe servir.
Debido a tantos obstáculos y contratiempos provocados durante el proceso de
revisión de planillas en el CCPN y en el CNE, y aún después de su cierre, hemos
perdido demasiado tiempo para poder ahora lograr dos condiciones
fundamentales e indispensables:
a) Reclutar más de 50,000 personas para la integración de mesas que vigilarán las urnas, y la logística de transporte y comida necesaria durante el día de la
elección que requiere suscribir contratos con adelantos dentro de poco tiempo.
b) La casi insuperable tarea de recaudar millones de lempiras para el
financiamiento de las actividades en los próximos dos meses. Sólo para el Día-E
(elecciones), se requieren aproximadamente 30 millones de lempiras. Los
aportantes tradicionales que financian las campañas parecen estar cooptadas por
dirigentes políticos de siempre (el oficialismo o “los mismos”) que temen cambios
importantes o transformaciones en el sistema político y económico que ha
imperado por 203 años, y no digamos en los últimos 42 años. Cuando se formó el
Movimiento, muchos prometieron dinero y apoyo con el que se contó, pero nunca
se materializó.
Ante estas realidades incuestionables, he decidido suspender, por ahora,
mi postulación a la presidencia de la república en las elecciones primarias del
partido nacional.
Quiero reafirmar que no soy un político tradicional y que por lo tanto no tengo
ninguna carrera política que proteger y garantizar, negociando posiciones y
cuotas de poder.
En 25 años que tengo de estar fuera de la política, jamás se me ocurrió volver a
participar en algún proceso político o cargo de elección popular. Decidí presentar
una precandidatura porque un grupo de personas me pidió que lo hiciera debido a
que no confiaban en que alguno de los precandidatos ya anunciados podría ganar
las elecciones generales por los señalamientos que han tenido, y a la falta de
propuestas concretas para lograr el bienestar del pueblo hondureño.
No tengo ningún señalamiento por mi conducta política, no sólo porque no he
participado directamente, sino que aún como profesional y como hombre de
negocios, no he tenido absolutamente ninguna relación con ningún gobierno.
En los 12 años que estuvo el Partido Nacional en la administración pública, no me reuní
ni oficial ni socialmente con ninguno de los dos presidentes que ejercieron la
magistratura presidencial para promover ninguna acción de gobierno en favor
personal o de grupo de interés.
La razón por la cual decidí participar es porque he estudiado la situación de
Honduras por más de 40 años. De hecho, la estudio todos los días. Sé lo que Honduras
necesita, y sé cómo hacerlo.
No me he inventado absolutamente nada. El estudio, y la interacción seria y
profesional con muchas destacadas personalidades dentro y fuera de Honduras, me
han confirmado lo que el Movimiento ha propuesto al pueblo hondureño: un reto al
civismo y moralidad del pueblo nacionalista y hondureño para rescatar el Partido
Nacional, y transformar o modernizar el Estado de Honduras y beneficiar al pueblo
hondureño.
Inicialmente toda mi familia cercana, y muchos amigos, estaban en contra de qué yo
participara en política por las razones que todos conocen, y que
supuestamente son las que causan la apatía, indiferencia, malestar, y decepción. Sin
embargo, después de algunas reuniones con varios grupos, mi familia y amigos
cercanos decidieron apoyarme totalmente en este gran emprendimiento de vida.
Tengo un profundo agradecimiento, y una deuda impagable, en primer lugar, con
mis hijas, hermanos, y sobrinos quienes le han dedicado muchísimo tiempo,
dedicación, y pasión a este Movimiento con convicción de qué estaba dirigido a lograr
exclusivamente el bienestar del pueblo hondureño.
Mi agradecimiento y deuda moral y personal impagable, es extensiva a tantas otras
personas que me han apoyado moral y financieramente, a tantos
nacionalistas que se han dedicado con esfuerzo y convicción para integrar
planillas municipales y departamentales comprometidos con las finalidades del
Movimiento.
La actividad política es una de las actividades más nobles del ser humano siempre y
cuando esté dirigida a lograr el mayor bienestar para el mayor número de personas.
El gobierno y la economía deben funcionar en beneficio de todos, sin
preferencias que se logran por influencia política, personal, o de grupos de
interés.
Todo pueblo se merece una vida digna que valga la pena vivir.
Esa tarea sigue y seguirá pendiente para el pueblo hondureño, y no se podrá
cumplir sin libertad política (democracia), y libertad económica (capitalismo de
libre mercado) que no distingue grupos, razas, credos, sino méritos y
responsabilidad social.
A todos aquellos pequeños héroes que han creído en esta causa y siguen
creyendo: no se desanimen. Este no es el final sino un nuevo comienzo.
Juntos, seguiremos luchando por una Honduras justa, libre, y próspera.